Mientras los gobiernos provincial y nacional tratan de destacar la medida de un cerco que tiene menos metros que el de una cancha de fútbol amateur, se deja de lado lo que ocurre en Salvador Mazza.
Laura Etcharren socióloga, investigadora, consultora y asesora en temas de narcotráfico y narcomenudeo, fijó postura sobre el anuncio de la obra de un alambrado de 200 metros anunciado por el gobernador Sáenz para controlar el contrabando en una frontera que tiene una extensión de más de 700 kilómetros.
“El tema del alambrado en Aguas Blancas no debería ser analizado desde lo político. Su análisis debería estar sustentado, rigurosamente, en los datos que arroja el trabajo de campo. Un trabajo que claramente el Ministerio de Seguridad Nacional y lo que es peor, el provincial, no realizaron”, indicó Etharren.
Además, la socióloga precisó sus objeciones en cinco puntos:
1- El grueso de la cocaína no ingresa por Aguas Blancas.
2- Alambrar Aguas Blancas mientras el primer enclave federal del narcotráfico -Hidrovía- no es tratado como tal, es un error.
3- Desconocer que Salvador Mazza es un foco neurálgico tal vez más subterráneo que Aguas Blancas, es otro problema.
4- El alambre es una medida de visualización.
5- Tendrían que comenzar a mirar a los aduaneros procesados adueñados de los pasos.