Quiénes se destacaron y quienes bien tendrían que pasar al olvido municipal. Repasamos someramente las actuaciones de las y los funcionarios que rodean a la intendenta capitalina en el cierre de su penúltimo año frente a la principal ciudad de la Provincia.
Estamos en el último tramo de 2022 y cierra el tercer año de Bettina Romero al frente de la Municipalidad de Salta Capital. En ese contexto, resulta oportuno analizar el desempeño de su gabinete para constatar en qué lograron aportar a su gestión, en caso de que lo hayan hecho.
En primer lugar vale mencionar a Daniel Nallar: secretario Legal y Técnico, quien además de cumplir el rol de monge negro, hoy se arroga los poderes más significativos. Es la línea jurídica y de decisiones importantes que no puede tomar la intendenta, por ello son delegadas hacia el abogado, quien es señalado por su prepotencia, lo cual muchas veces genera una fuerte tensión interna.
Después tenemos a la jefa de Gabinete, Agustina Gallo, una figura central, quien aporta sustancialmente a la gestión; nunca descuidó su rol y es una de las funcionarias más influyentes en el entorno de la prensa. Aunque sostiene un perfil político tal vez poco definido, sin duda dio muestras de compromiso, priorizando la necesidad del proyecto a la conveniencia inmediata, incluso poniendo en riesgo su salud.
María Eugenia Angulo, como secretaria de Desarrollo Urbano, tuvo un año de menor a mayor; realizó un gran despliegue de obras, aunque tuvo límites en los controles. Hubo muchos trabajos demorados y críticas por las ciclovías mal realizadas. Pese a ello, con el importante avance en el bacheo de los barrios y el avance en el puente del oeste se logró compensar tales falencias. El avance en la causa de los edificios irregulares de Isa fue una advertencia gravitante en el sector que maneja, y si no logra imponer un orden en obras privadas de altura, puede complicarse su remontada.
Todo lo contrario pasó con el militar Mariano Castelli, secretario de Servicios Públicos y Ambiente, que ni siquiera sabe dónde están ubicados los barrios salteños y, para colmo, le explotan problemas de envergadura frente a sus ojos. Castelli tiene perlitas desopilantes como practicar box en la hormigonera a falta de trabajos más importantes. Fue el funcionario de peor performance.
Por su parte, el secretario de Turismo municipal, Fernando Garcia Soria tiene algunos méritos como haber instalado un Stand de la Ciudad en las Ferias Internacionales de Turismo. Y si bien se sube a la ola de la iniciativa de los privados y surfea sobre ese influjo, con lo mínimo aprueba. En tanto, Aroldo Tonini y Federico Casas, hombres relacionados directamente con Juan Carlos Romero, son dos funcionarios que no desentonan, siempre están dispuestos a tomar tareas y absorber las dificultades de la gestión cotidiana. Con esto no lograron imprimir un cambio superlativo al gobierno: tal vez no quisieron, tal vez no pudieron, tal vez no supieron.