Desilachado y sumiso: pasará a la historia como el gobernador que fundió el IPS
Sr.Gobernador, le digo, ¿tiene conocimiento que la provincia de Salta se ubica entre los tres distritos menos transparentes del país y que usted figura en el último lugar con más imagen negativa entre los 24 gobernadores de la Argentina?
¿Sabe eso usted? ¿Por qué será? Es la gran pregunta. Usted además se hizo esa pregunta en algún momento, esperemos que sí, por el bienestar nuestro. Además, ¿realizó hizo una íntima autocrítica de cómo está llevando adelante la administración provincial? preguntas que surgen. ¿O será que su gobierno se está desilachando? Aparecen fisuras por varios lados.
¿Verdaderamente usted sabe lo que sucede en sus ministerios? ¿Cuándo fue la última reunión de gabinete que tuvieron? Porque allí, como sabrá, es donde se aclaran los puntos, se fijan pautas de trabajo organizadamente.
Pero da una clara sensación que la única planificación de este gobierno es la declaración de emergencias. Emergencia sanitaria, emergencia económica, emergencia hídrica, emergencia de seguridad, emergencia, emergencia, etcétera, etcétera, etcétera.
Desde el inicio de su gobierno, Señor, la provincia vive en estado de emergencia. Entonces, es de suponer que están priorizando los gastos.
Digo, ¿usted tiene idea de lo que le pasa a la provincia? ¿Le han informado por casualidad y debidamente lo que viven los salteños? Terminemos de echar la culpa a los extranjeros. ¿No son los culpables de todos nuestros males? Claro que no.
Le comento, por si no lo sabe, casi un 60% de los trabajadores salteños son informales. Una de las tasas más altas del país la tiene Salta, ¿lo sabía?
Las mineras y petroleras están echando trabajadores.
130 escuelas no se acondicionaron debidamente en tiempo y forma para el inicio de clases. Hay problemas con los insumos en los hospitales, con perspectiva de agravarse aún más. Las adicciones van en aumento, crece la inseguridad.
También le recuerdo, usted dijo, yo hago lo que yo quiero. Sí, lo dijo usted. A mi modesto entender está equivocado. Usted debe hacer lo que debe hacer, en beneficio de los salteños y cuidando las arcas del erario público.
Pregunto, ¿resultaba necesario, casi indispensable, utilizar el avión sanitario para volar en 10 minutos a Cafayate? No, para nada indispensable. ¿Lo hizo solo cual adolescente para cumplir un sueño de subir al escenario y cantar con Ls Voces de Orán? Sí, cumplió su sueño.
La patria, le recuerdo, vive momentos tensos y tristes, con peligro de disolución y no era el tiempo para andar cantando por ahí. ¿O fue a buscar votos también?
Además, es una falta de respeto lo que hizo a los niños desnutridos, a los jubilados, a los enfermos de cáncer, a los discapacitados. Si alguna otra vez sube a un escenario, que sea para alzar la voz con firmeza para defender los intereses de Salta. Ahí sí lo apoyaría.
Su gobierno quedará en la historia como el que fundió el IPS, así de claro.
Lo que demuestra la claridad que usted no tenía ni idea de lo que pasaba, o que no le informaron adecuadamente. ¿Será así? 25 millones de dólares de paaivo, raro que no no le comunicara nada.
Señor, usted tiene la obligación que se sepa verdaderamente qué ocurrió con la obra social de los salteños, que no quede en el tintero, como muchos otros casos, que no se oculte nada, que sea todo cristalino y transparente con la intervención.
Es llamativo también su ausencia comunicacional en temas trascendentes, como es la designación de dos jueces de la Corte Suprema por decreto, medida autoritaria de Milei.
También es gravísimo lo que pasó con el pedido del imbécil de La Rosada, ¿no? Que renuncie, por Twitter le pidió que renuncie el gobernador de Buenos Aires, así interviene la provincia de Buenos Aires.
Usted, silencio, silencio, silencio. Todo esto pone en riesgo la institucionalidad.
Su silencio sumiso y timorato da a entender que está usted en total acuerdo con La Rosada.
Una sugerencia, si algún día anuncia alguna cosa, alguna información para los salteños, tenga cuidado, no vaya a ser que el cuadro del general Güemes le caiga sobre sus espaldas.
Por Turi Mangione