La ultima editorial de FM Aries es una «defensa» de Radio Nacional; como si tuviera estatura moral, Mario Ernesto Peña, advierte sobre las malas practicas en el manejo de la comunicación de Milei en relación a la emisora.
Conocido por dirigir un medio que nació, se desarrolló y vive de fondos estatales, ahora se erige como un paladín de la integridad ética. Peña, quien mensualmente se beneficia de un flujo millonario constante de recursos públicos, dirige un medio que se ha convertido en un bastión de las malas prácticas periodísticas. Son conocidas las internas de la emisora, las editoriales operadas y directrices que sugieren una línea editorial más cercana a la censura que a la libertad de expresión.
Mientras tanto, Radio Nacional atraviesa una fase crítica marcada por la centralización de su programación desde Buenos Aires. Esta medida, justificada bajo el lema del «Año de la Defensa de la Vida, la Libertad y la Propiedad», ha generado una ola de críticas por su impacto en la diversidad de voces y la representación regional. La decisión ha debilitado la capacidad de la emisora para servir como un verdadero reflejo de las distintas realidades y culturas locales a lo largo de todo el país.
La situación de Radio Nacional es parte de un panorama más amplio de cambios estructurales y recortes presupuestarios en los medios públicos argentinos. La privatización inicialmente propuesta en la Ley de Bases ha sido resistida y ha encontrado oposición, aunque el impacto de las políticas de austeridad ya se ha sentido con el cierre de programas emblemáticos y la reducción de la producción local.
La Federación de Trabajadores de Prensa ha condenado estas medidas, argumentando que la programación local es esencial para la cohesión social, la promoción cultural y económica regional, y la protección de los derechos y la identidad comunitaria en toda Argentina.
La «defensa» de Peña a Radio Nacional parece más un intento de redimir su propia imagen que un acto genuino de solidaridad periodística. En ciertas ocasiones es mejor no tener defensores como el padre del ministro que apareció hace poco aparentemente bajos los efectos de estupefacientes.
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