El uso eléctrico es menor que Chile y Uruguay, mientras que no hay grandes diferencias con los niveles de la década del 90.
Según un informe del Banco Mundial, Argentina tuvo un nivel de consumo eléctrico por habitante de 3.052 kwh (kilowatt hora), lo que representa un 22% menos que Chile y un 1% menos que Uruguay. Los datos que fueron recientemente publicados por dicho organismo internacional, corresponden a las cifras del 2014. Por lo que los analistas suponen que con los actuales precios tarifarios la diferencia sería aún mayor.
El argumento del derroche del consumo local fue uno de los más utilizados por el gobierno para explicar por qué las tarifas de servicios públicos llegaron a niveles tan elevados. Sin embargo, según informó la Política Online, el mismo se justifica por el alto costo del gas local y la ineficiente matriz energética, entre otras cuestiones.
De acuerdo a un trabajo elaborado por los investigadores del CONICET Mariano Barrera y Esteban Serrani en base a datos publicados por el ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricidad), no se observan grandes diferencias en los niveles de consumo a comparación con la década del 90′, caracterizada por tener mayores precios debido a la dolarización de las tarifas y su indexación por contrato a la inflación estadounidense (mayor a la local durante esos años).
Mientras que la tasa anual acumulativa de crecimiento del consumo eléctrico residencial durante el período 2001-2010 fue del 3,1% -incremento que se explica fundamentalmente por una ampliación del total de los hogares con acceso a la red eléctrica de 9,6 millones a 11,9 millones- en la década anterior dicha fue aún mayor (4,3%), lo que permite cuestionar que se haya producido un consumo irracional producto de los subsidios implementados.
En cuanto al consumo de gas natural residencial, puede verse un comportamiento similar. Entre el 2000 y el 2014, se registra una suba del uso del gas por usuario de solamente un 3% (3,4 m3/día vs 3,5 m3/día), teniendo paralelamente un alza exponencial de los subsidios. Luego de una caída post crisis 2001, el consumo aumenta hasta el 2014 al 0,8% anual acumulativo, alcanzando recién en el 2008 los niveles de comienzo de la década y llegando a 2014 con cifras muy similares.
“Los servicios públicos son inelásticos en términos de variación de demanda. A pesar de un posible primer momento donde el aumento de precios pudo llegar a ordenar los niveles de consumo, se llegó a una etapa en que las familias no tienen más posibilidad de ahorrar. La gente no puede dejar de calefaccionarse ni de tomar el colectivo. Puede haber una pequeña migración de la estufa a la calefacción eléctrica, pero el ahorro tiene un límite”, explicó a este medio Andrés Di Pelino, vocero del Centro de Estudio de la Regulación Económica de los Servicios Públicos (Ceres) de la Universidad de Belgrano.