Miguel Andrés Zottos, un gran simulador Las imágenes resultaron grotescas y cómicas a la vez. El gobernador Urtubey, junto al candidato a senador departamental recorrían obras en Rosario de Lerma y el entusiasmo de campaña llevó a entonar la marcha peronista. Minutos después, Urtubey junto al otro candidato a senador por ese departamento, cerraban un acto cantando la misma marcha. En ambas imágenes aparecía un elemento discordante que bien podría haber entrado en el juego de las siete diferencias o, mejor aún, las siete similitudes. Andrés Zottos, ya sin los chupines bordó y en su carácter de candidato a diputado nacional del PJ, demostraba que a la marcha se la había aprendido de memoria. No era un rictus facial ni un movimiento de labios; era su voz y su garganta que desprendían como una plegaria el comienzo de “Los muchachos peronistas…”
Así se lo vio en las últimas horas de esta ajetreada campaña. Adusto y con signos de cansancio en su rostro, tal vez por el esfuerzo escénico que a cada minuto le cuesta más.
Es que al “Patón” el peso del archivo no solo le pasa factura por su incompetencia en los cargos electivos y su constante pendular político, sino también por sus antecedentes más primigenios, que lo confrontan con un supuesto espíritu democrático.
Muchos recuerdan aún que Zottos estuvo al frente de una radio de Tartagal (FM del Sol, que aún pertenece a su entorno familiar más próximo) y que tuvo activa participación en la quema de Mosconi y en los sangrientos episodios durante los cortes piqueteros en la ruta 34 en el norte de la provincia.
Fue a principios de 2000 cuando el clima social en el país venía precedido por las puebladas de Cutral Co y Plaza Huincul y que en el norte de Salta terminaron por conformar el movimiento piquetero. La posición editorial de ese medio de comunicación era de tal calibre y tal incitación a la violencia, que fue el propio ministerio del Interior de la Nación, a cargo en ese momento de Federico Storani, que ordenó el cierre de la emisora y el decomiso de los equipos.
Bajo el amparo democrático de la libertad de prensa, Zottos logró 6 meses después la reapertura de la emisora con el nombre de Sol del Norte, donde redobló su apuesta a la conmoción social, hasta que a mediados de 2001 el caos se apoderó de Tartagal y Mosconi. Como resultado Carlos Santillán y Oscar Barrios resultaron muertos tras un enfrentamiento con Gendarmería durante los permanentes cortes en la ruta 34.
Dos muertos que “no vinieron mal” para el trágico desenlace del 20 de diciembre de 2001 en Plaza de Mayo.
La figura política de Andres Zottos es pues pendular y peligrosamente hábil, aspecto que también se refleja en su actividad privada.
En Tartajal construyó un edificio de 8 pisos en el terreno de su propiedad (calle Warnes 22). Los compradores aún esperan que el “Patón” les entregue las llaves. La estafa se cuenta por docenas.
Su habilidad es tal que cuando compró la casa del ex gobernador Hernán Cornejo en las inmediaciones del monumento a Güemes, en Salta capital, hizo constar el pago por solo 150 mil dólares, cuando el precio real quintuplicaba ese monto.
El año pasado, con bombos y platillos entregó una ambulancia 0 Km al hospital Perón de Tartagal, pero solo las cubiertas eran nuevas en esa unidad destinada a la salud de la gente.
Conoce los pasillos oscuros de los manejos del Estado y proyecta este conocimiento en su actividad privada para obtener ganancias siderales en su patrimonio personal. Se ampara en sus fueros o en algún cargo siempre vigente para actuar sin tapujos y con impunidad.
Se dice democrático y su pasado lo coloca en el terreno de los hechos más bochornosos y sangrientos de la democracia en el país.
Ahora canta la marcha peronista. Es un gran simulador.