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jueves, febrero 13, 2025

El plan de la derrota

Juan Urtubey, gobernador que pasará a la historia política como el primero en reconocer la derrota del Peronismo frente a un Macri que va cobrando fuerza, tras ser derribado en las

elecciones legislativas, apuntó hacia dentro de su propia gestión a la misma vez que el oficialismo nacional se dispone a realizar profundos cambios estructurales sobre el derecho social de los argentinos.

Urtubey parece actuar una suerte de gobierno de transición, no se sabe aún si superado por los resultados electorales, la soberbia del exitista o como una estrategia para que la gestión nacional no venga por él a cobrarse los últimos bastiones que aún considera cercanos al modelo de economía popular –se sabe que Salta sólo guarda algunos vestigios del mismo- a punta de declaraciones mediáticas, el gobernador norteño, casi sobre el fin de la campaña electoral reciente, proponía el camino de la discusión sobre los fondos coparticipables, quizás alentado por esas falsas expectativas de triunfo que bien saben usar las encuestadoras para ganar el dinero de la política.

En el resultado adverso, golpeado por las urnas electrónicas que él mismo supo promocionar, arremete con furia y decepción sobre la administración pública salteña, dándose cuenta que un estrecho margen de votos obtenidos, deviene del abandono que implica en su tercer mandato, por parte de todo un pueblo molesto por: la situación económica imperante, la falta de oportunidades para el mercado laboral, la inseguridad ante la creciente ola de crímenes de género y los violentos, la falta de inversión en sectores sensibles como lo son salud y educación.

Y no es desestimable, la antipatía que generó su ahora posición contraria a la ex mandataria nacional y sus críticas permanentes hacia ella. A este punto, el votante, no le interesa si tiene razón o no lo expresado por el gobernante, sino que su actitud de cambio y media vuelta, lo hace ver como una persona falta de carácter y palabra; poco hábil para negociar. En momentos de dureza, el salteño quiere bases más sólidas y busca la sensación del “paraíso en medio del infierno”; acostumbrado tal vez, a los tiempos del caudillismo.

Con esta introducción, se puede inferir que el Gobernador quiere aprovechar “la movida” macrista y reducir el gabinete que no le supo responder. El doble comando o modelo de gerenciamiento que intentó hacer prosperar con los funcionarios Juan Pablo Rodríguez desde el área de Gobierno y Carlos Parodi, jugando a todos los flancos y con un manejo impresionante de los fondos públicos, no dio los resultados esperados. Se burocratizó en un sentido negativo la gestión de pagos y la disponibilidad de recursos, volviendo más lenta las soluciones para urgentes reclamos en educación y salud.

Ahora además, comienza a soltar la mano y a dar por pagado muchos favores electorales. Esto se hizo evidente con las alianzas que no dieron los frutos mejores; caso Poder Judicial. La creada –adrede- interna de jueces, traducida en la Asociación que respondería al Alto Tribunal local, fue un condimento necesario para que en la selección de magistrados del fuero civil, se viera entorpecida y lo que empezó como una jugada contra Manuel Godoy, pronto se interpretó como un error de la gestión urtubeicista sospechada de acomodos en todos los ámbitos.

Consecuencia de esto fue, promover el proyecto legislativo para la mentada inamovilidad de los jueces de Corte que luego de la derrota electoral, se dejó sin efecto por propia decisión de Urtubey quien desactivó en la víspera de su tratamiento legislativo, el proyecto que ya contaba con media sanción de los senadores. Algo más sucedió en el contacto con los ministros de la Corte, pues en medio de esto un cuadro político leal y fiel a las políticas U se fue elegida para ser la segunda mujer en ese espacio supremo del sistema judicial, el que al parecer, tampoco verá las mieles del propio presupuesto, tal como lo pedía el Presidente, Guillermo Catalano.

Los movimientos intestinos de las últimas horas, denotan que el fracaso de las elecciones desorientó a un Urtubey acostumbrado a los elogios, los aplausos y las luces de la farándula. Hoy ya ve con preocupación el fin de su carrera política, a menos que se prepare para no ser el ícono del proceso judicial local, en un futuro plan de persecuciones filo macristas, con ejecución del resabio romerista. Los acuerdos, no bastan, el manejo atroz de los “carpetazos” –una moda porteña poco lisonjera- avance sobre los distritos del interior, en busca de la próxima noticia distractiva que calme la ansiedad de sangre de la derecha, en su permanente discurso de la limpieza ética, bajo la mano dura.
Dicho en los medios
Al ser consultado por fm Aries sobre la vuelta atrás con la inamovilidad de la Corte, el gobernante dijo: “Lo hice en el sentido que era un aporte para la calidad institucional de la justicia” manifestó el mandatario provincial, y afirmó que “la interpretación que tuvo de algunos sectores es que él quiere garantizar la continuidad de Juan, Pedro, María o José”, desmintiendo esta situación.-
Por debajo, se veía que en el recinto legislativo, se anticipaba un fracaso que uniría a derecha e izquierda en el mismo sentido y una facción del oficialismo justicialista que tampoco lo apoyaría como vuelta de “favores” por el fallido operativo clamor en un festival de renunciamientos que hoy expone a esa facción partidaria como un esquema perimido, luego de ser la clave en las gestiones populares de la Argentina del siglo XX.

No es poco lo que sucede con el PJ local, pues es un elemento que gravita en la conformación de los espacios gubernamentales y que ante una derrota ve en franca retracción este rol. No es desacertada la sensación de los dirigentes peronistas, enojo principal con Urtubey, al ver que se entregan puestos de mando al macrismo; compuesto en Salta por una alianza con el PRO – representado por el ruralista Martín De Los Ríos- y el romerismo -Sáenz, Bettina Romero- junto a la oposición interna con un pretendido dialoguista; Martín Grande – empresario mediático-

El Peronismo quiere y presiona para que el PJ llegue a los próximos meses con el Congreso en sus dos fases, aquí en la ciudad; el ordinario con la agenda formal de la organización y sin posibilidades de generar ninguna otra discusión y el extraordinario con el temario de la política. Un desencantado Juan Urtubey, se aleja del PJ nacional, ahora conducido por los victoriosos Manzur – el tucumano- y el sanjuanino Sergio Uñac.

Bien describe la prensa porteña, los acercamientos entre los mencionados, tal como las páginas de La Nación, mencionan sobre el encuentro post electoral de ambos triunfadores: «El análisis incluyó, por supuesto, las derrotas que tuvieron los gobernadores Juan Manuel Urtubey, en Salta; Juan Schiaretti, en Córdoba; Domingo Peppo, en Chaco, y Sergio Casas, en La Rioja» (…) Aunque no lo reconozcan en público, a Manzur y Uñac no se les escapa que las victorias del domingo les reservan lugares de peso en la mesa que empezará a delinear la reconstrucción del peronismo en lo inmediato.

Tienen claro que ni Schiaretti ni Urtubey dejarán sus lugares en la «liga» de gobernadores, pero calculan que el golpe que ambos recibieron el domingo en las urnas los obligará a ceder espacio a otros. Y allí estarán ellos. Listos para ocupar esos lugares»
Puertas adentro del PJ salteño, lo que hierve en la olla a presión, es fétido. Las renuncias de toda la Comisión de Acción Política, madura como un castigo a la dirigencia de Manuel Godoy, quien al principio parecía liderar los resultados electorales, pero en las generales fue superado por el oficialismo macrista, dejándole un 6to lugar en la nómina legislativa.
Cortes de manga en el gabinete local

Con estas disposiciones que comienzan a gestarse, la estructura gubernamental de la Provincia, avizora duras horas; por la vuelta de algunos nombres que se creían perimidos en el ambiente como el de Marcelo López Arias – quizá perfilado para una jefatura de Gobierno-; como así también Julio César Loutaif, pensado para una secretaria de la Producción. O los menos gerontes como Sebastián Gomeza junto a Fernando Yarade – ambos estarían en reemplazo de Carlos Parodi- y la vuelta de Sonia Escudero en la fusión de Justicia y DDHH para dar por terminado el ciclo de la función pública de una cuestionada Pamela Caletti.
Juan Manuel Urtubey no piensa un gabinete para los próximos años, parece en tal caso, una cesión de derechos ante la derrota y la preparación de la transición de mando en favor del macrismo que arremete con todo en la provincia, apoyado por las urnas del pasado 22 de octubre.
El gobernante trasunta momentos de desasosiego, pues aún falta la revisión del manejo de fondos como los de la denominada Reparación Histórica –que el kirchnerismo destinara al norte- y las últimas partidas otorgadas a la Provincia, para obras que al parecer demuestran una demora importante.
Sus dichos sobre lo perimido que está el kirchnerismo con Cristina a la cabeza, pasan por alto que la electa senadora nacional demostró en 90 días un caudal electoral de 3 millones de votos, sin la más mínima intervención, ni mención del Pejotismo nacional en su campaña. La bala de plata, fue la creación de Unidad Ciudadana, una estructura que reunió el apoyo dentro y fuera de Buenos Aires, al liderazgo de la ex mandataria, pese a todo el cerco mediático y judicial que obra desde el macrismo, en su contra. Para Urtubey, el “amarillo patito” puede ser más una obligación que una opción inteligente

 

Fuente: Roberto Chuchuy El Cronista de Salta. 

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