La paritaria provincial pactada a principios de año fue una de las mejores del país y desde el gobierno advierten que habrá una nueva negociación salarial con representantes de los docentes tras los resultados de la paritaria nacional.
Si bien los reclamos salariales son validos, el hecho objetivo es que hasta el mes de julio de este año, el incremento llegó al 31% cuando la inflación alcanzó un poco más de un 29% y está previsto un 5% más de incremento para agosto.
Para los restantes meses del año se definirán los aumentos en paritaria, luego de que en estos días termine la paritaria nacional, de la que participamos junto a las demás provincias.
La provincia se hace cargo de asegurar estos incrementos y es un esfuerzo muy grande que hacen los salteños, lo cual debe ser tenido en cuenta por la docencia.
Es razonable cuando el gobierno señala que no puede resolver la crisis inflacionaria que tiene el país y que afecta a las familias y a los Estados provinciales. La provincia destina el 70% de su presupuesto en salarios y eso la condiciona a ofrecer aumentos más elevados.
Una actitud sensata es tener en cuenta esto: no se puede pasar sin poner en riesgo la situación económica y financiera de la provincia. Salta hace su mejor esfuerzo pero es una provincia periférica, cuya economía además fue afectada por la pandemia.
No dar clases, o dejar de curar sólo se puede dar en casos extremos. Afecta a la sociedad, especialmente a los que menos tienen.
Dejar el aula, a pesar de que se incrementaron los salarios para que estén arriba de la inflación es incomprensible. Ir por el camino del conflicto es dar la espalda a la sociedad.
No dar clase es afectar el derecho de los niños a recibir educación y cortar ruta afecta a todas las personas que trabajan y a las familias. Es necesario el diálogo.
Hay deudas históricas en el sistema educativo. No debemos esconder los problemas sino encarar las soluciones, sin creer que se pueden resolver con magia o buscando el conflicto. Cortes de rutas nunca es el camino para encontrar soluciones y afecta a todos.
Por Enrique Briones