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viernes, septiembre 12, 2025

El “voto mensaje”: lecciones de psicología política tras la votación en Buenos Aires

El padrón de la provincia de Buenos Aires reúne cerca de 13 millones de votantes. Desde la psicología política, resulta crucial indagar qué representaciones mentales guiaron el sufragio bonaerense.

  (*) Rodolfo Ceballos

Millones de motivaciones, emociones y expectativas ciudadanas se proyectaron sobre los candidatos y los modelos de vida que propusieron. La elección funcionó como una puesta en acto de una cosmovisión social en tránsito, que aguarda la llegada de una microeconomía más favorable.

La primera lección del comicio fue la emergencia del voto expresivo: aquel que sanciona políticas nacionales desde una posición de insatisfacción económica y moral. La segunda lección revela un claro “sesgo de confirmación emocional”: el votante mayoritario eligió desde el deseo de confianza. Rechazó a La Libertad Avanza porque su estado afectivo se alineó con la esperanza y el entusiasmo que, a su juicio, encarnó Fuerza Patria.

Los discursos de campaña, los programas de propuestas y las promesas de políticas públicas giran en torno al deseo subjetivo. Son tramas de futuros deseados. El votante de La Libertad Avanza se movilizó más por la eliminación del kirchnerismo que por logros concretos, activando un mecanismo típico de “moralización de la crisis macro y microeconómica”. Así, el voto libertario se definió por oposición. El sufragio se hizo instrumental, estratégico, útil para alcanzar un objetivo superior: el “Nunca Más” al kirchnerismo.

La encuesta postelectoral del Observatorio de Psicología Social de la UBA aporta un dato revelador: el 94 % de los consultados afirmó que repetiría su voto en las legislativas nacionales. Este indicador sugiere una fidelidad coyuntural, aunque podría estar sobredimensionado por la deseabilidad social al momento de responder.

La elección en Buenos Aires mostró que la psicología del votante se inclinó más hacia una identidad peronista que hacia una evaluación de la gestión provincial. Si la lealtad a Fuerza Patria se sostiene hasta octubre, estaremos ante un vínculo emocionalmente intenso.

Desde la psicología, el apego no es solo un voto: es una relación afectiva con un objeto político. Se activó un vínculo de transferencia con Fuerza Patria, que en esta coyuntura nacional encarna la figura protectora, la revitalización de ideales microeconómicos y la promesa de orden. Cuanto mayor es la inseguridad social o el desencanto con las referencias previas, más intensa es la búsqueda de un nuevo objeto al cual ligarse.

Este apego no es meramente ideológico; es emocional, porque organiza ansiedades difusas —económicas, de seguridad, de sentido colectivo. Pero atención: ese vínculo puede ser intenso y a la vez frágil. Si Fuerza Patria no satisface las expectativas imaginarias, el lazo se quiebra rápidamente. Y el electorado, que desde hace años no está cautivo de una sola fuerza política, buscará otro espacio de pertenencia y esperanza.

 

(*) Periodista especializado en temas de psicología y salud mental.

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