En medio de un clima enardecido por las pálidas para el sector agroganadero provincial, la ministra de la producción (y ambiente) Paula Bibini, convocó al Consejo Asesor para el Ordenamiento Territorial. Las reuniones se celebraron en el centro de Convenciones de Limache, y asistieron solo los invitados oficialmente: los sectores productivos, los ambientalistas, y los técnicos y académicos.
Según el parte de prensa oficial, a partir de hoy se fijará una agenda de trabajo anual, se anunciarán las nuevas autoridades, y se explicará un mecanismo por el cual, nuevos sectores podrán “capacitarse” para poder colaborar en el proceso participativo. Esta es la novedad que alarma a los productores, porque si algo le faltaba a este sector, es que se estimule más la participación.
Las tareas que emprende la revisión del OTBN son, por un lado, “validar” las miles de hectáreas recategorizadas por los decretos de Urtubey, hasta 2014; y “revisar”, las actuales categorías, tarea polémica si las hay.
Los discursos vuelven a ser extremos: los productores directamente querrían “pintar de verde” todo el saldo de hectáreas amarillas, que por este momento deben rondar poco más de las 4 millones de hectáreas, de las 5,3 que existían en 2009; los conservacionistas, no querrían ninguna revisión; y los técnicos, se apuran en encontrar actividades sustentables para producir en la categoría amarilla, como el manejo de bosques con ganadería integrada.
A 12 años de la sanción de la ley de bosques, según datos de la ONG Fundapaz, el Estado Nacional apenas envió un 8% de los fondos correspondientes, por lo cual, los alicientes económicos para la conservación, son pésimos. Esto se contrasta con el bajo costo de la tierra en el NOA, que incrementa la sed desmontadora.
A pesar de esta situación, el sector conservacionista se apoya en el incremento de la conciencia ambiental de la población, que ha hecho responsable a los desmontes, de las inundaciones, de los desplazamientos rurales, y del cambio climático.