Tras la liberación del padre Agustín Rosas y María Alicia Pacheco la organización Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico, emitió un duro comunicado.
«Hoy la Iglesia Católica medieval, cuna de pederastas, está de fiesta. Una vez más salen libres, con total impunidad, quienes han hecho de nuestras vidas un suplicio, en el que se incluye a muchos otros que aún no se animan a denunciar. Quienes lo hicimos entendemos por qué y para qué», continúa el texto.
«No conformes con esto, cada día, junto con la justicia patriarcal, marcan nuestra sentencia a seguir atrapados y condenados, a no poder volver a vivir», afirma.
«Hay muchos encubridores de los abusos sexuales sufridos por una gran cantidad de jóvenes que, bajo los votos religiosos le debían absoluta obediencia, con el argumento de que era la voz de Dios, la autoridad máxima, el buen samaritano», sostiene la carta refiriéndose a Rosa.
En la vereda de enfrente Rosa, en una entrevista redentora, trató de despistar la trama, de la cual ya se habla en la Ciudad Judicial, y se presentó como una víctima del Arzobispado local a fin de evitar con ello que las críticas alcancen a las máximas autoridades de la Iglesia Católica en Salta.
Sin preguntas profundas ni sobresaltos, parte de la trama, Rosa minimizó las acusaciones y hasta se animó a perdonar a sus acusadores, ubicándose así en una posición mesiánica, más propia de conductas psicópatas que aquella que buscan emular a Cristo al ofrecer la “otra mejilla”.
Estas declaraciones, lejos de calmar los ánimos, generaron aún más polémica y se espera que esta semana se sumen nuevas declaraciones de rechazo al Tribunal de Impugnación, cuyos fallos en los últimos meses han despertado más descrédito que imparcialidad dentro del Poder Judicial.
Fuente: Nuevo Diario