19.3 C
Salta
jueves, marzo 28, 2024

Héctor Chibán y el retrato de una Salta decadente

Algunos críticos de la cuarentena han tomado a Héctor Chiban como estandarte de lucha contra las restricciones. Si bien la medida oficial muestra serios errores, la solución que proponen ellos, la liberalización estilo Bolsonaro, parece ser un remedio peor que la enfermedad.

Se puede criticar de esta cuarentena la poca atención dada por el gobierno a la producción, a la circulación de bienes o la escasa ayuda que recibieron los pequeños empresarios y cuentapropistas que hoy están en bancarrota. Se puede criticar también la confusa política de frontera, en la que el cumplimiento de la cuarentena por parte de los repatriados no tuvo un serio control estatal.

También criticamos el hecho de que, supuestamente, la cuarentena se hizo para “ganar tiempo” y estar mejor preparados. Ahora resulta que el covid 19 hizo su primera aparición en Orán y descubrimos que en el San Vicente de Paul hay solo 5 camas.

El enojo de la población se siente y se entiende, pero eso nunca nos va a llevar a defender la actitud de un diputado como Chiban ni a callarnos. En medio de esfuerzos sobrehumanos de cuentapropistas que han quedado sin comida, de madres que hacen de maestras al tiempo que calculan cómo racionar mejor la mercadería, del dueño del gym del barrio que cerró hace tres meses; en medio de ese sacrificio descomunal del pueblo, el diputado Chiban creyó que su hijo y sus amiguitos no merecían ser demorados en Aunor por no tener papeles en regla.

“¡Qué vulneración de derechos tan espantosa!”, exclamó el parlamentario y, al mejor estilo salteño, hizo un par de llamaditas a conocidos dentro de la gran familia que es la clase gobernante, y consiguió pasar sin cuarentena.

Esa es la lógica que ha llevado a muchos repatriados hijos del poder a hacer lo que quisieron, cuando en realidad el esfuerzo lo tendrían que haber hecho ellos y no la gente de Salta, que hasta hace pocos días éramos una provincia sin circulación interna ¿Que pasaba si Chibán y sus repatriados estaban infectados? ¿Cómo le explicábamos al hombre que se muere de hambre en su casa por no tener derecho a trabajar que su esfuerzo fue en vano porque el hijo de un diputado sí conserva el derecho a entrar sin controles y posiblemente infectar?

Esos privilegios infecciosos sólo los pueden tolerar y defender gente pacata y decadente, que acepta las peores restricciones para el pobre pero se horroriza cuando los hijos del poder deben cumplir la ley. Chiban expresa la decadencia de parte de la clase gobernante de Salta, esa que cree que con apellido, cargo y un par de llamadas pueden adquirir el derecho a estar por encima de cualquier obligación. Esos que creen que pueden traer el virus a Salta y que el resto se la banque en una cama de mala muerte, mientras ellos se atienden en clínicas privadas.

Por Enrique Briones

Más Leídas
Noticias Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí