Con el voto del Senado ya está cocinado el nuevo acuerdo fiscal entre Nación y Provincia.
El mismo fija una reducción progresiva de impuestos para las actividades extractivas e industriales, pero la construcción y el comercio van a sufrir las consecuencias con aumentos respectivos del 50 y el 38% en la alícuota, lo que encarecerán los productos en no menos del 20%, según representantes de la Cámara Pyme.
En el caso del comercio, la alícuota de ingresos brutos subirá del 3,6 por ciento al 5 por ciento el año que viene. Mientras que en la construcción, que hoy tributa un 1,5 por ciento, se pasará a 3 por ciento. Esto se calculará sobre la facturación neta de IVA, sin tener en cuenta la situación económica de la empresa.
Así las cosas, en declaraciones a la prensa, la Cámara Pyme señaló que el aumento será recesivo y abrirá las puertas a la informalidad. Si bien el aumento no será homogéneo para cada sector, ya es sabido que los consumidores terminarán pagándolo. Es decir, que sera un nuevo golpe al alicaido bolsillo ciudadano ya que a esto se debe sumar al aumento de Saeta, Aguas del Norte y Edesa.
Si tenemos en cuenta que el cliente disminuirá su poder de compra y que se verá afectada la débil economía local, compuesta abrumadoramente por pequeños y medianos comerciantes, lo cierto es que tendremos a futuro un escenario econmico demasiado precario.
Esta medida fue aprobada por mayoría en la Legislatura, con el voto negativo de un sector de Cambiemos, el FPV y el Partido Obrero. El Frente Para la Victoria negó el pase a comisión de esta ley, para discutirla en profundidad con los afectados. Concretamente el kirchnerismo se plegó al PJ en su voto en contra a poner en modo pausa el pacto fiscal.
Está claro que medidas como esta se tienen que discutir seriamente. Por esto la polémica no cesa.