El tema mostró falta de recursos y utilización de personal público para seguridad de bienes cuasiprivados, entre otros puntos.
Luego de tomar estado público una extraña y llamativa forma de control laboral a través de tecnología wastsapp, el Ministerio de Seguridad ordenó ayer desarmar los grupos de control policial de los distintos corredores urbanos que se encontraban ligados a un centro coordinador.
La noticia sorprendió a propios y extraños y causó un profundo revuelo en el interior de la fuerza policial.
Tras la publicación del novedoso sistema de seguimiento personal se desnudaron enormes falencias en materia de comunicación interna.
El sistema fue implementado según infidencias desde la Unidad Regional 1.
El mismo consistía en que el custodio de una unidad del transporte debía garantizar su estadía en el interno asignado a través de una serie de selfies que se monitoreaban desde un centro coordinador.
El sistema rápidamente fue rechazado por los choferes, por los pasajeros y finalmente por los propios policías, que se veían ridiculizados al tener que hacerse una selfie ante los cientos de pasajeros que ascienden por día a los corredores más conflictivos de la capital, que coincidentemente recorren los barrios y villas más pobres y pobladas de Salta.
En la mañana de ayer varios jefes policiales esbozaron las mil y una explicaciones sobre el sistema, aunque ninguno de ellos asumió la responsabilidad de la medida.
Horas antes, el propio ministro de Seguridad, Cayetano Oliver, le aseguró a El Tribunoestar sorprendido por la noticia y dijo que desde su ministerio no se había impartido orden alguna sobre la metodología y menos el uso de tecnología web para el manejo de la seguridad pública.
Sin embargo, el sistema desnudó graves falencias en materia de comunicación estratégica, ya que el mismo hacía depender al agente u oficial de un sistema público y privado de comunicación, sin contar que el numerario debía poseer un teléfono de mediana gama -de su propiedad- para reportarse con su centro coordinador. Más allá de lo enteramente oficial, el sistema de contralor irritaba en ocasiones a pasajeros y choferes, y en otras molestaba la intimidad de los viajeros, quienes no entendían una serie de selfies del custodio que los incluía a ellos también.
Tras tomar estado público, nadie se hizo cargo de la implementación de la medida, pero infidencias de la fuerza indican que durante toda la jornada de ayer las investigaciones internas sobre el autor de la orden no tuvieron solución de continuidad. Según una fuente, el propio ministro se molestó de manera vehemente con algunos cuadros policiales al enterarse cómo se había desvirtuado una orden para proteger a choferes, que había sido consensuada entre su ministerio y el gremio de UTA.
En este contexto, ayer se desarmaron todos los grupos wastssap de la policía, se prohibieron las selfies del personal actuante, aunque no la custodia de las unidades Saeta.
Este es otro de los puntos cuestionados por los contribuyentes, quienes sostienen que las empresas de transporte deben contratar la seguridad de forma privada y no la que le cuesta al erario público.
Fuente: Miguel Escalante El Tribuno