No sólo hay hambre en Salta. La falta de agua, la contaminación y la falta de servicios generan en delicado panorama social.
Urtubey, tras doce años a cargo de la provincia, muestra como un logro que redujo en casi cinco puntos la mortalidad infantil, sin embargo, claramente es una verguenza que se mueran niños de hambre y que eso sea presentado como parte de los problemas estructurales de Salta.
Fue el propio Urtubey quien explicó la desnutrición de los chicos por cuestiones culturales. No solo eso, recurrió a exponer las trabas que no dejan llegar la asistencia social a las comunidades indígenas, en particular la cuestión del idioma, puesto que muchos aborígenes que habitan en nuestro territorio, no hablan lengua española.
Cierto es que en apenas un mes de gestión no se pueden resolver los graves problemas estructurales que arrastramos, sin embargo, justamente porque se trata de un viejo problema, el plan de emergencia tiene que estar detallado de antemano.
Da la sensación de que los ministerios no saben muy bien qué hacer, y por lo tanto sus empleados están más pendientes de las designaciones que de arrojarse a la practica política.
Esperemos que tras la visita del ministro nacional, los fondos empiecen a llegar y no tengamos que lamentar más muertes evitables. El departamento de Rivadavia y San Martín son solo dos aspectos de la compleja cuestión social en Salta.
Sáenz ya hizo la gestión en persona. De Nación y de la incansable tarea de seguimientos que deben llevar los ministerios, depende.
Alejandro Bustos
