La reciente creación de SALTA LITIO S.A. parece estar más orientada a garantizar que Alberto Castillo, presidente de REMSA, y sus socios continúen beneficiándose de la minería, en lugar de fomentar un verdadero desarrollo para la comunidad salteña.
El 9 de mayo de 2024, se constituyó oficialmente en Salta, con un capital inicial de $3.000.000 y sede en Dean Funes Nº 625. Esta nueva sociedad anónima tiene como objetivo la prospección, explotación y comercialización de litio y otros recursos minerales en la provincia de Salta. Con una duración proyectada de 99 años, el proyecto parece estar diseñado para una permanencia a largo plazo. Sin embargo, los detalles sobre su estructura y las personas involucradas sugieren una historia menos transparente.
El diseño y el rol prominente de Castillo en el proyecto no pueden pasarse por alto, especialmente en el contexto de la posible llegada de inversiones gracias al Registro de Inversiones en Grandes Infraestructuras (RIGI).
El historial de Alberto “Beto” Castillo ofrece razones serias razones para la preocupación. Durante su tiempo como concejal, se destacó por su intenso lobby a favor de la instalación de antenas telefónicas, un movimiento que favoreció claramente a las empresas del sector a cambio de beneficios que él mismo cosechó. Ahora, parece estar repitiendo la fórmula con el lobby en favor de grandes empresas mineras.
El perfil y las acciones de Castillo plantean serias dudas. La coincidencia entre su historial de lobby en favor de las telecomunicaciones cuando era concejal capitalino y su actual promoción de intereses mineros sugiere, al menos, que este nuevo proyecto podría no ser una simple oportunidad de desarrollo para todos. Más bien, podría tratarse de una maniobra para asegurar su propio enriquecimiento y el de sus socios, a expensas de los recursos provinciales.