Cinco años después del final del gobierno de Juan Manuel Urtubey, la Provincia todavía paga una deuda millonaria por obras que jamás se hicieron. Así lo confirmó el actual ministro de Infraestructura y titular de la Coordinación de Enlace y Relaciones Políticas, Sergio Camacho, quien denunció que la provincia aún carga con una deuda de 640 millones de dólares originada en el Fondo de Reparación Histórica y el crédito del Bicentenario.
“El primero ya fue cancelado el año pasado, pero el segundo seguimos pagándolo, y aun así varias obras quedaron en la nada”, sostuvo Camacho en declaraciones a Aries. Según detalló, de ese pasivo ya se redujeron 270 millones de dólares, pero aún quedan 340 millones de dólares por saldar.
La gravedad no solo radica en la cifra: lo escandaloso es que una parte significativa de ese endeudamiento se destinó a proyectos que nunca se concretaron. Obras anunciadas con bombos y platillos, presentadas como “históricas” y “reparadoras”, terminaron siendo humo. Mientras tanto, los salteños pagan las consecuencias.
El caso más simbólico es el del Fondo del Bicentenario, un crédito que fue vendido como una solución estructural para los departamentos más postergados de la provincia. A la hora de la verdad, las obras no solo no aparecieron, sino que ni siquiera hay rastros claros de su ejecución.
“Yo envié toda la información a auditoría y sindicatura. El Estado tiene organismos que deben verificar qué pasó con esos proyectos que no se hicieron”, denunció Camacho, apuntando no solo a la gestión provincial anterior sino también a la falta de controles por parte de Nación.
Esta crítica no es nueva. Desde hace años, referentes como Claudio Del Plá vienen denunciando lo que consideran una estafa planificada con fondos públicos, ejecutada a través de mecanismos opacos y contratos direccionados. En un cruce televisivo con Urtubey en el programa Libertos, Del Plá confrontó al ex gobernador por el uso discrecional del Fondo del Bicentenario y exigió explicaciones sobre los millones de dólares que se tomaron en nombre de obras que nunca se ejecutaron.
La situación es doblemente grave: por un lado, Salta sigue pagando intereses y capital de una deuda externa contraída para obras invisibles; por otro, la Nación le adeuda a la provincia más de 350 mil millones de pesos, según datos recientes.
Frente a este panorama, Camacho defendió la gestión de Gustavo Sáenz, destacando que en estos cinco años se realizaron más de 2.500 obras, entre hospitales, viviendas y obras de agua en distintos puntos de la provincia. “Esa es la autoridad moral con la que se reclama lo que nos corresponde”, remarcó.
La pregunta inevitable es: ¿quién se hace cargo? ¿Alguien rendirá cuentas por esta deuda que compromete a generaciones futuras? ¿O será otro capítulo más de impunidad?