Pero más allá del consumo y los subsidios, la acumulación de impuestos que se sedimentan en las facturas de los servicios públicos eleva fuertemente los precios. “La carga tributaria, tanto en la boleta de energía eléctrica como de gas natural, se compone, en su mayoría, de IVA (21%), impuesto a los ingresos brutos provincial (5%), tasa municipal general (1%) y tasa municipal específica (10% en el caso de la ciudad de Córdoba, por ejemplo). Esta carga tributaria representa el 37% del valor de la tarifa”, dice un trabajo del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Para el usuario, de cada $100 que se pagan por energía eléctrica o por gas natural por redes, $27 son impuestos indirectos.
La evolución del subsidio al gas se pueden ver en algunos datos del presupuesto. El Fondo Fiduciario para Subsidios de Consumos Residenciales de GLP de Sectores de Bajos Recursos y para la Expansión de Redes de Gas Natural utilizó en el primer trimestre 327 millones de pesos, 42% más que en el mismo periodo de 2017, es decir, 98 millones de pesos más.
Ahora bien, qué hay detrás de la factura de energía que llega mensualmente a los hogares argentinos. El precio de energía mayorista (el producto en sí), está fijado por la Nación, puntualmente por el Ministerio de Energía, al igual que el costo del transporte. Tanto en el gas como en la electricidad, los dos importes los fija la Casa Rosada. Ese es el componente que ahora está en discusión en las tarifas de gas.
Pero una de las implicancias de la suba de tarifas es el doble efecto de cobrar más. Por un lado, mejora la caja ya que lo que se vende (la energía) tiene un mejor precio. Por el otro, al cobrarse a un valor más alto, los impuestos proporcionales que se incluyen crecen, y mejoran la recaudación.
Y allí hay intereses variados. En la electricidad se fija el llamado Valor Agregado de Distribución que es lo que cobran las distribuidoras (Edenor, Edelap, Edesur o las cooperativas, por caso) que es un cargo que fijan las provincias, y en el caso de la zona metropolitana, la Nación. Además, se suman tasas e impuestos, muchos de ellos no sólo nacionales, como el IVA, sino provinciales o municipales, como los impuestos a los ingresos brutos o las tasas municipales que se adicionan a las facturas de gas.
Antes de abordar el mecanismo de fijación de precio, cabe una aclaración importante: el precio de generación no necesariamente coincide con el Precio Estacional (de energía y potencia).
El costo de generar la energía eléctrica depende de muchas variables, la mayoría de las cuales son exógenas y fijadas en dólares, por ejemplo, la compra de gas importado. Cuando se prende una luz en un hogar o una línea de producción en una industria, se paga ese costo de generación. Sólo para ilustrar y a grandes rasgos, del total de gas que se consume en el país alrededor de un tercio se lo lleva la industria, un tercio el consumo residencial y el restante, las generadoras eléctricas. El resto, se va en el despacho de gas natural comprimido (GNC). De ahí que cuando se discute el precio de la electricidad se habla, indirectamente, del gas también. O a la inversa.