La noticia comenzó a circular como un trascendido y se confirmó durante el fin de semana. Gonzalo Hidalgo Ardila dejará de estar formalmente al frente de la Orquesta Sinfónica de Salta -OSS- y la decisión alcanzaría a otra gran ausente la subdirectora. El secretario de Cultura en la mira
Luego de casi dos años en los que pasó mucho más tiempo afuera del país que en Salta, finalmente se tomó la tardía decisión política de apartar del cargo de director de la OSS a Gonzalo Hidalgo Ardila, quien también dirige una orquesta en Massachusetts, Estados Unidos, y vive fuera del país, a pesar de las condiciones que establecían todo lo contrario.
En la secretaría de Cultura de la Provincia el desatino se había convertido en la regla y las justificaciones a su propia inoperancia rozaron lo absurdo. A mas de un año de que se constate la transgresión flagrante del titular de la OSS, se ven obligados a removerlo del cargo, luego de haber procedido con arrogancia y de intentar justificar lo injustificable.
“Es normal que el director dirija dos o más orquestas”, declaró el secretario de Cultura, Diego Ashur Mas en enero pasado, en un increíble intento por normalizar lo que con claridad meridiana estableció el concurso en sus requisitos y que tenía el valor jurídico de un decreto firmado por el Gobernador Sáenz (528/22) en el que se estableció el Reglamento del Procedimiento Concursal para la Cobertura del Cargo de director de la Orquesta Sinfónica de la provincia de Salta.
En consecuencia, la salida de Gonzalo Hidalgo Ardila, quien se acostumbró a tener dos o tres apariciones anuales en la Ciudad, para lo cual exigía el pago de todos los gastos a la Provincia (vuelos, hotel, catering, taxis y demás) deja en un lugar muy incómodo al propio secretario de Cultura, Diego Ashur Mas.
Es importante que se sepa que durante sus largos meses de ausencia, el director saliente de la Sinfónica, ni siquiera mantuvo contacto remoto con los integrantes de un cuerpo artístico que se pretendía de excelencia desde su creación, pero que a raíz de la pésima gestión cultural, tiene cada vez más dificultades para lograrlo.
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