Al hombre se lo vio con un juvenil “chupin” bordó caminando por las calles de Cafayate. Eran cerca de las 12.30 del miércoles cuando sus casi 2 metros de estatura aparecieron detrás del gobernador Juan Manuel Urtubey para participar de un acto.
Para los inadvertidos, sólo se trataba del hombre al que muchos aún identifican como vicegobernador de la provincia. Para otros, más actualizados, era el senador por el departamento San Martín y actual candidato a Diputado nacional por la provincia de Salta.
Miguel Andres Costas Zottos, 56 años, político de raíz monovalente que trastocó sus orígenes partidarios, desde un importante liderazgo regional, hasta transformarlo en una paupérrima actualidad de pertenencia incondicional al oficialismo de cualquier partido. Ahí estaba él.
Para aquellos astutos buceadores acostumbrados a ver bajo el agua, el atuendo del “patón” Zottos encerraba toda una simbología. Ese chupín al tono con el borravino, guardaba un significado y una necesidad. Era, y lo es, una tremenda herramienta de contacto visual con la gente, pese al daño colateral que le provoca el ridículo.
Es que Zottos necesita aparecer y destacarse en cuanta reunión sea posible en la carrera hacia el 22 de octubre. Y ya que sus antecedentes como dirigente político, funcionario y legislador no le ayudan demasiado en esta contingencia, buena es la estrategia del atuendo.
La preocupación ronda en los sueños del oficialismo. Tal parece que los números que arrojaron las Paso en agosto no se han modificado sustancialmente a favor de Zottos, quien aún mantendría “el tercer lugar cómodo” por debajo de Sergio Leavy y Martín Grande en la carrera por las bancas a Diputado nacional. La “magia” del voto electrónico no podrá jugar, en esta oportunidad, a favor del candidato urtubeycista y el tercer lugar significaría también una derrota para el carilindo gobernador salteño.
Pero Zottos no está dispuesto a bajar sus brazos. Por algo ha permanecido tanto tiempo en la arena política. Se desempeñó como intendente interino de Tartagal en 1993, como concejal en 1991 y como diputado provincial y nacional. Acompañó a Urtubey como vicegobernador en los dos primeros mandatos. Su génesis político corresponde al Partido Renovador de Salta, del que fue miembro hasta que ocupó la presidencia partidaria desde 2004 hasta 2008. La etapa coincide con su candidatura a gobernador de la provincia. Luego, convertido en un incondicional frentista del gobierno de Urtubey, fue uno de los responsables de la lastimosa desaparición del PRS, hoy convertido en una amorfa convergencia política sin patas ni cabeza, pero con un claro fin recaudatorio y electoralista.
Ahora Miguel Andrés Costas Zottos se presenta como el candidato a diputado nacional del peronismo, capaz de unir y representar al PJ salteño. Dicen que a veces se lo escucha tararear la marcha peronista, lo cual no sería nada extraño, si se tiene en cuenta su archivo político y partidario.
Zottos tiene que ganarle al macrismo de Martín Grande y al peronismo duro y kirchnerista del Oso Leavy en octubre. Es una tarea una tarea titánica y queda poco tiempo. Por eso no le importa ensayar la marcha peronista ni tampoco usar chupines bordó, aunque del ridículo no vuelva nunca más.
ALBERTO FERNANDEZ