El intendente de la ciudad de Salta opta por mostrarse con un look “informal”, casi deportivo, a los actos. Busca cercanía con la gente de a pie, pero logra el efecto contrario.
Desde que asumió la Intendencia, Emiliano Durand, tal vez muy mal asesorado, se empeña en vestirse cada vez peor, sobreactuando informalidad. Acude a los actos oficiales, incluso con autoridades nacionales, como si estuviera saliendo de un gimnasio o volvería de una larga caminata.
En la jornada del sábado, en la explanada del Cabildo, se llevó a cabo el tradicional relevo de guardia de los Infernales. El acto contó con la presencia del ministro de Seguridad de la Nación, Luis Petri. Hasta allí llegó el intendente de la ciudad. Mientras vestían correctamente, ya que se trató de un acto oficial, el que dio la nota -otra vez- con su particular estilo exageradamente informal fue, justamente Durand. Su outfit incluyó la clásica “remerita” ajustada, pantalones cargo -muy de moda- y llamativas zapatillas blancas. Todo ante la incómoda mirada del vicegobernador, Antoni Marocco, siempre vestido elegantemente.
En esta oportunidad el intendente estuvo acompañado por su esposa, la funcionaria provincial Irene Soler, quien también “lució” un look “informal” y una botellita con agua en la mano.
Más allá de los estilos personales de cada dirigente, Emiliano Durand debe entender que él representa a la Intendencia, no así mismo. No es un ciudadano común, sino, un funcionario público que debe guardar ciertas formas, incluso en la vestimenta y en los actos oficiales.
Anteriormente, la presencia de Durand en el 104° aniversario de la Unión Sirio Libanesa también generó revuelo entre los asistentes y las autoridades, porque el intendente acudió vestido de entre casa. La invitación que había hecho llegar la Unión exigía una vestimenta “Sport Elegante”.
El estilo elegido por el intendente puede leerse como cierta displicencia o desinterés hacia su cargo y hacia quienes lo acompañan. Durand debe entender que tiene que respetar a las instituciones que representa, más allá de su ideología y su estilo personal.
Tal vez piensa que eso lo acerca a la gente de pie, pero tiene un efecto contrario porque la gente quiere ver a una figura con cierta seriedad y no un mamarracho.