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martes, abril 30, 2024

Urtubey con huevos en cada canasta, alborotando el gallinero

Originalmente, las PASO tenían la función de unificar a los viejos y desgastados partidos políticos, pero en la práctica los han dividido más y Salta es una muestra de eso. Urtubey ha azuzado estas divisiones, ha dejado que la tropa se le pelee entre sí para conseguir un cargo en lugar de conducir con un proyecto claro. El resultado: un peronismo dividido y sin brújula que ahora va por la reforma de la propia ley electoral.

La estructura pejotista que acompañó a Urtubey está de acuerdo en un punto: quieren ir por el poder pero no saben cómo, con quién ni para qué. Santiago Godoy ha salido a proponer una gran interna peronista para enfrentar a Cambiemos, incluyéndolo al Oso Leavy. Para esto, quieren reformar la ley y permitir que la formula gobernador y vice (algo indivisible) se reconfigure luego de la instancia primaria, llevando al perdedor como acompañante. Un verdadero disparate que ningún juez abalaría.

Pero Godoy está desesperado y es que la posibilidad de una caída de todos los restos del urtubeysimo en 2019 está latente. El gobernador, mientras tanto, ha huido para adelante y promueve una unificación en torno a su candidatura nacional sin importarle tanto quién gane en Salta e incluso con el rumor para nada descabellado de que apoyaría al mismísimo Gustavo Sáenz. En el camino no ha quedado más que los escombros de sus armados políticos oportunistas y la desesperación por parte de sus miembros de reunificarse aunque sea pasando por encima de la ley.

Sin un panorama claro, el PJ teme una división aún mayor y quiere sumar a Leavy para darle fisonomía a lo que parece ir directo al desbande. Si Leavy rechaza, la interna será entre personajes secundario como David, Isa y Kosiner que no suman ni el diez por ciento juntos. Ese es el resultado de diez años de conducción gubernamental en el otrora partido hegemónico de Salta.

Urtubey apuesta a mostrarse como la ruta del medio pero si uno ve la configuración del poder en Salta, en donde el gobernador se monta en acuerdos que teje y desteje con macristas, peronistas y kirchneristas, es claro que estamos ante un “mix” de todo y que puede salir bien de causalidad pero seguramente tiene los pies de barro y puede terminar en un derrumbe.

Posadas fue el primero en abandonar el barco y refugiarse junto a Sáenz. Varios peronistas están pensando en lo mismo, habida cuenta de que el PJ parece haber perdido la brújula. Si esa tendencia continúa puede que quede el peronismo desgarbado peleándose entre dos facciones menores, Sáenz encaminándose a la gobernación y a la intendencia con algún ungido por su fórmula y Urtubey perdiendo a nivel nacional y sin armado local, pues lo ha dejado librado a su suerte.

Así es cómo se construye política en la Salta de Urtubey: un juego de alianzas que no tiene empacho en romper partidos, acuerdos, planes políticos y vulnerar leyes para conservar una cuota de poder. La filosofía de poner los cargos por encima de los proyectos es el legado del gobernador, que se ha paseado por todos los bandos políticos y que hoy deja una provincia en donde la institucionalidad y las reglas parecen haberse desdibujado.

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