Distintos funcionarios del saencismo piensan más en la candidatura que en la función para la que fueron designados. De servir a la comunidad, poco y nada.
En la provincia de Salta, la labor de algunos funcionarios provinciales ha despertado una creciente preocupación, al observar cómo el interés por las candidaturas personales parece prevalecer sobre el compromiso con el bienestar colectivo. Este fenómeno, que no es exclusivo de la región pero que aquí adquiere particular relevancia, pone en tela de juicio el verdadero rol de quienes ocupan cargos públicos: servir a la comunidad que los eligió.
Uno de los principales problemas radica en la utilización de recursos y tiempos destinados al servicio público para promover agendas personales. Es común observar cómo algunos funcionarios aprovechan actos oficiales, inauguraciones de obras públicas o incluso redes sociales institucionales para impulsar su imagen personal, buscando posicionarse para las elecciones.
Este tipo de accionar no solo desvirtúa el propósito de sus funciones, sino que también genera un profundo malestar en la ciudadanía, que percibe un uso inadecuado de los recursos del Estado.
La falta de concentración en los problemas reales de la provincia es otra de las consecuencias negativas de esta dinámica. Mientras algunos funcionarios están más preocupados por sus aspiraciones políticas, cuestiones críticas como la infraestructura, la educación, la salud pública y la seguridad quedan relegadas a un segundo plano. Esto tiene un impacto directo en la calidad de vida de los salteños, que enfrentan día a día las consecuencias de un sistema que no prioriza sus necesidades.
Entre los algunos de los dirigentes que se muestran “desesperados” por ser candidatos se encuentran: Alberto Castillo, actuar titular de REMSA, quien, además, sueña con llevar a Gustavo Sáenz al PRO; Pablo Outes, el intrascendente diputado nacional que ahora quiere ser senador de la Nación; la polifuncional y siempre presente en la rosca Frida Fonseca, quien pasó de ser secretaria de Seguridad a estar a cargo de la Secretaría de Relaciones Institucionales en diciembre.
Además, el presidente del Concejo Deliberante, a pesar de tener dos años más como concejal, ya sueña con disputar la banca de senador por Capital que se pondrá en juego. Es que el concejal sueña con ser intendente y pretende aprovechar su parentesco con el gobernador y ser “el elegido”.
Es fundamental que la sociedad salteña mantenga una postura crítica y exigente frente a sus representantes, demandando transparencia, compromiso y resultados. Solo así se podrá avanzar hacia una provincia donde los funcionarios trabajen genuinamente por el bienestar de su gente y no por intereses individuales.