La falta de control genera un impacto negativo en el turismo, una de las actividades económicas más importantes de la provincia.
Hace un tiempo la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMT) les dio a los taxistas la exclusividad para ingresar y captar clientes en el Aeropuerto Internacional Martin Miguel de Güemes. La medida fue cuestionada por la Federación Argentina de Remises y su delegado Sergio Salinas acusó competencia desleal.
A pesar de esa exclusividad, hay taxistas que no quieren hacer viajes “cortos” porque no les genera las ganancias que pretenden. De acuerdo con lo expresado por dos salteños en diálogo con la AM840, los trabajadores del volante se niegan a realizar trayectos que impliquen menos de mil pesos.
Esta situación no ha sido advertida ni por Marcelo Ferraris de la AMT ni por el ministro de Turismo y Deportes, Mario Peña, quien aparentemente prefiere viajar a exposiciones turísticas en distintas partes del país y del mundo en lugar de preocuparse por resolver lo que sucede en su provincia.
Desde luego que esta suerte de extorsión de taxistas inescrupulosos impacta negativamente en el turismo, una de las principales actividades económicas de la provincia. Lo mismo estaría sucediendo en la Terminal, pero nadie intercede para solucionarlo.
Tal vez la última actividad pública que tuvo Peña fue cuando se anunció una inversión de $9.997 millones para remodelar el aeropuerto, lo que posibilitara que más pasajeros arriben a la provincia. Turistas que se podrían quedar sin un taxi en caso de tener que trasladarse a corta distancia.
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