“Sin apoyo económico, vamos a tener que pensar cómo hacemos para escribir una historia que dé cuenta de todos los sufrimientos y de los deseos profundos de felicidad que existen en nuestra provincia”, propuso la artista salteña de reconocimiento mundial en la U.N.Sa.
En un emotivo acto en el que fue distinguida con el título de Doctora Honoris Causa, la cineasta Lucrecia Martel brindó una alocución fijada en la necesidad de pensar a Salta, y sobre todo a su historia, desde otra perspectiva que la que se tiene en la actualidad y desde hace mucho tiempo.
Para ello, volvió a plantear la necesidad de una mirada multicultural, y resumió del siguiente modo su postura: “la mejor historia posible es la que registra el sufrimiento del mayor número posible de habitantes, de ese lugar y ese tiempo, si la historia no registra el sufrimiento y los deseos de felicidad de las personas, es demasiado sesgada, y nosotros, los salteños, tenemos una terrible deuda con la historia”.
Indicó que “en esta provincia, donde se habla más menos, con discusiones y opiniones, 13 lenguas”, en la narrativa histórica “no hemos podido dar cuenta más que de una parte de la población que habla una, y más o menos”.
En ese contexto, consideró fundamental que los pueblos indígenas accedan a sus territorios, porque “para tener una mínima idea sobre la existencia y la comunidad, se requiere de tener un lugar, un espacio donde crecer, donde criar a sus hijos, donde tener su economía”.
“Es imprescindible que escribamos una hipótesis posible de la historia que incluya a todas las personas que no han sido incluidas sistemáticamente”, afirmó, al tiempo que consideró “incomprensible” que en el Museo Güemes “no exista ni una vez la palabra indio”. “Que esta provincia crea que se pudo conformar un territorio nacional sin la presencia, la sangre y el esfuerzo de esa parte de nuestra población, es una demencia que debemos corregir”, añadió.
Una acción militante
No es novedoso que Martel tenga un enfoque integral sobre la pluriculturalidad de Salta, en ese contexto, invitó a una tarea que requiere compromiso y convicción y para la cual, difícilmente el sistema económico pueda financiar, es decir una tarea militante:
“Tenemos por delante una tarea deliciosa, que nos va a quitar horas de sueño, para pensar en lo que el sistema económico no nos va a permitir, no vamos a poder estar rentados para pensar, vamos a tener que pensar sin apoyo económico. Vamos a tener que pensar en las horas de insomnio, cómo hacemos para escribir una historia posible que dé cuenta de todos los sufrimientos y de todos los deseos de felicidad que existen en esta provincia”, postuló Martel.