El escándalo narco y la salida de José Luis Espert dejan tambaleando al espacio de Javier Milei. En Salta, los referentes libertarios que apostaron todo a la imagen del presidente hoy enfrentan el mismo derrumbe.
La renuncia de José Luis Espert a la candidatura a diputado nacional de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires no fue una simple movida electoral. Fue, más bien, el síntoma más visible de un deterioro que se venía gestando desde hace meses y que el escándalo narco terminó de acelerar. El experimento libertario, que se jactaba de haber “dinamitado la casta”, empieza a mostrar grietas por todos lados. Salta no es la excepción.
El caso de evidentes vínculos con el narcotráfico de Espert que salpica al oficialismo pegó fuerte en la ya decaída imagen de Javier Milei. Las encuestas reflejan una caída sostenida en su nivel de apoyo y, lo que es más grave para su proyecto político, una pérdida de credibilidad incluso entre quienes lo votaron convencidos de que venía a “limpiar la política”.
En Salta, la situación se empieza a sentir con crudeza. Los referentes libertarios locales basaron toda su estrategia en la figura del presidente. No construyeron equipos, ni estructura, ni discurso propio. La campaña fue Milei y nada más. Y ahora, con Milei en picada, no hay relato que los sostenga.
En relación al caso Espert, fue la propia dirigenta de LLA de Salta, la diputada nacional Emilia Orozco, quien ensayó una especie de “defensa” del ahora excandidato: “Algunos creen que tienen derecho a hacerte mierda. Cuando te defendés, sos el malo de la película. Todo tiene in límite y todo vuelve”, escribió en una historia de Instagram.
La renuncia de Espert generó un fuerte clima de desorientación. Nadie sabe muy bien hacia dónde va el espacio ni qué quedará de él después de octubre.
El “fenómeno libertario”, que prometía arrasar con todo, hoy parece atrapado en su propia lógica de destrucción. La pregunta ya no es si La Libertad Avanza perdió fuerza. La pregunta es si todavía tiene futuro.