El ex vicegobernador marchó “en defensa de la Constitución” y contra los despidos. Sin embargo, en Salta fue parte de una reforma inédita de la Carta Magna y de los cinco mil “excedentes”.
El senador por Cachi y ahora ultrakirchnerista, Walter Wayar, se mostró muy crítico con la gestión de Javier Milei y hasta se sumó a la marcha que la CGT local organizó días atrás. Sin embargo, Wayar se olvidó que él fue parte de un gobierno que avanzó contra las instituciones y que dejó en la calle a miles de familias salteñas.
“Me sumé y acompañé la marcha de la CGT y de los movimientos sociales en defensa de la Constitución Nacional”, señaló el senador en sus redes sociales. Pero Wayar se “olvidó” que fue parte de una gestión que reformó la Constitución de la Provincia de Salta con el único fin de continuar por un mandato más.
En su posteo, Walter Wayar también hizo referencia a “las empresas del Estado”. No obstante, Wayar, como vicegobernador, fue parte del plan de privatización de empresas del Estado Provincial durante el gobierno de Juan Carlos Romero. Fue entonces cuando se privatizó el Banco de Salta, proceso de privatización que había comenzado durante el gobierno de Roberto Ulloa, siendo absorbido por el Banco Macro. En 1996 se privatizó Aguas de Salta SA, tras lo cual el costo del servicio aumentó un 20%.
Wayar también se mostró “preocupado por los trabajadores”, pero nada dijo de que él fue parte de los decretos que dejaron 5 mil “excedentes”, es decir, a miles de trabajadores sin su fuente laboral.
El 12 de diciembre de 1995, al iniciar su primer período de gobierno, Romero y Wayar presentaron 24 Decretos de Necesidad y Urgencia para “contener el gasto público”. Las medidas incluían cesantías “que no significarían despidos masivos”, según el ex mandatario salteño.
Sin embargo, el decreto 106, que extinguió las relaciones laborales, inició una historia de tragedia para esas 5.000 familias salteñas que se quedaron sin sus ingresos. Fue una de las épocas más oscuras en Salta tras el regreso de la democracia.
“Los cesanteados viven, caminan por la calle como muertos, sus familias se van destruyendo y así los excedentes se quedan sin trabajo y sin familia. El deterioro es psicológico y social, no existe contención por parte del gobierno”, escribió en ese momento el sicólogo Daniel Agüero.
En los últimos años, con su reaparición en la política, y tras un largo y prudente letargo, Walter Wayar se convirtió en un dirigente de memoria frágil e indignaciones selectivas. Él fue parte de un plan de ajuste casi tan brutal como el que se está llevando a cabo ahora, pero prefiere hacerse el distraído y cuestionar lo ajeno.