Hay cosas que se repiten cada año electoral como los spots malos y las promesas vacías. Una de ellas es la reaparición de Miguel Isa, ese ex intendente que dejó la ciudad con más parches que obras, más ventas que mejoras y más sombras que luces.
Nadie lo llama, pero él aparece. Como un souvenir del fracaso, como una estampita de la vieja política que nadie quiere volver a ver.
Ahora, apareció entregando electrodomesticos con Nacho Jarsún, al parecer «ayudandolo» al ex rugbysta ahora candidato del saencismo.
Isa no fue solo un mal intendente. Fue una catástrofe que la seguimos pagando. Vendió patrimonio de todos, dejó barrios olvidados, manejó la municipalidad como si fuera su empresa familiar y convirtió la intendencia en un cargo para la risa.
La ultima vez que se presentó, no entró.Y aun así vuelve. Pese a que para muchos despues del terremoto del siglo XVII, fue quien más destruyó la Ciudad.
Jarsún tiene una elección clave por delante. Y si quiere ganarla, debería empezar por soltar el lastre. Porque Isa no es un socio, es un salvavidas de plomo.
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