Según dejaron trascender desde las altas esferas presidenciales, el macrismo prepara anuncios importantes para las pequeñas y medianas empresas ¿De qué se trata?
El ajuste de costos patronales, luego de la disminución de contribuciones patronales para las economías regionales, fue tomado como un alivio para los pequeños empresarios. Sin embargo, sus voceros se encargaron de remarcar que la medida era insuficiente.
Por eso ahora el macrismo se encuentra trabajando a toda velocidad en una ley de incentivos que logre llevar tranquilidad. Es que las pymes se sienten entrampadas, producto de la presión impositiva y la imposibilidad de acceder al crédito, con tasas de interés en su pico. Un combo explosivo difícil de desactivar.
Macri pretende una ley Pyme que complemente a la 27.264, sancionada en 2016. Según informa El Cronista, el proyecto se apoya en 5 pilares:
- Traspaso gradual del Monotributo al Régimen general para responsables inscriptos: evitando un salto abrupto en las obligaciones. Se busca así frenar la informalidad de quienes superan el monotributo pero no tienen la potencia de cumplir con el régimen general.
- Esquema de compensación de saldos: para reducir la carga impositiva, que hoy representa el 46% para las pymes. Hoy sólo pueden compensarse los llamados saldos de libre disponibilidad (en general, impuestos nacionales) pero no es posible compensar obligaciones aduaneras o previsionales.
- Incentivos a la inversión: se intenta morigerar el impacto del anticipo de Ganancias y favorecer la inversión en eficacia energética.
- Factura electrónica conformada, que sigue sin ser reglamentada.
- Blanqueo laboral: Se intenta blanquear para evitar juicios retroactivos.
El macrismo se encuentra trabajando frenéticamente en estos puntos para alcanzar un consenso no sólo con el mundo Pyme sino también interno: ocurre que desde hacienda, Nicolás Dujovne no estaría satisfecho con la nueva ley, pues significa perder 3000 millones al año. Desde las cámaras empresarias sostienen que el peor problema económico para el gobierno y la producción no es ese sino el fantasma de la recesión, que ya se posa sobre un sector cada vez más amplio del vapuleado sistema productivo argentino.
Al parecer, las opciones son: soportar una baja en la recaudación a la espera de aumentar la productividad y por lo tanto los ingresos, o continuar con el frágil esquema actual. En la apertura de sesiones legislativas, el primero de marzo, Macri develará la incógnita.
