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sábado, abril 20, 2024

El descomunal costo del negocio de la política en Argentina y por qué EEUU es casi 4 veces más eficiente

Es producto de una democracia que ha degenerado en una competencia populista en donde hay oferta y demanda de populismo.

Muchos de mis colegas economistas, en particular los que se llaman liberales, insisten permanentemente en que hay que bajar el gasto público y la presión impositiva. No puedo dejar de estar de acuerdo con esa propuesta y firmo junto a ellos, sin embargo, creo que se quedan en el tema económico y no se plantean algo más profundo todavía que tiene que ver con lo institucional. ¿Por qué razón tenemos este desmadre de gasto público consolidado y, como contracara, la correspondiente presión impositiva que hace inviable cualquier idea de crecimiento?

Mi primera respuesta es que tenemos este nivel de gasto público porque la democracia ha degenerado en una competencia populista en donde hay oferta de populismo y demanda de populismo. Esa competencia populista, en gran medida ha dejado de ser ideológica y ser transformó en una competencia por un negocio que es la política. Puesto en otros términos, la política es un negocio para buena parte de la dirigencia política.

Un dato muestra el grado de ineficiencia por sobredimensionamiento del Estado. La Argentina tiene 23 provincias y con CABA 24 distritos, para una población de 44 millones de personas, en comparación con 50 que tiene Estados Unidos, con 326 millones de habitantes, con lo cual cada unidad administrativa a nivel estadual es de 1,8 millones de personas en el primer caso y de 6,5 millones en el segundo, que es lo mismo que decir que en la mayor economía del mundo cada distrito es 3,6 veces más eficiente que su par en el extremo sur del continente.

Mientras que Estados Unidos tiene un promedio de 60 municipios por Estado, Argentina tiene uno de 100. Estados Unidos tiene 3.143 condados (municipio) y una población de 326 millones de habitantes, eso quiere decir que cada condado atiende las necesidades de 103.700 habitantes. En Argentina hay 44 millones de personas y 2.300 municipios, con lo cual cada uno atiende las necesidades de 19.130 personas.

El gasto del Congreso

Tomemos ahora el costo por legislador nacional. Aquí la comparación la hago con España porque tiene una población apenas superior a la de la Argentina, 47 millones de habitantes.

La Cámara de Diputados de Argentina tiene un presupuesto anual equivalente a 208 millones de euros, al tipo de cambio de $45 por euro; y 257 diputados, es decir un costo promedio por legislador en la Cámara baja de 67.400 euros por mes, en sueldo propio y de sus colaboradores, teléfonos, secretarias y movilidad, entre otros. España tiene 350 diputados y un presupuesto es de 91 millones de euros que arroja una relación por legislador de 21.700 euros por mes. Es decir, el costo por diputado argentino es 3 veces mayor que el de un diputado en España.

La Cámara de Senadores de Argentina tiene un presupuesto anual equivalente a 204 millones de euros. Con 72 legisladores en la Cámara alta el costo promedio es de 236.000 euros por mes. En España ese cuerpo tiene un presupuesto anual de 56 millones de euros, con 266 miembros. El costo promedio mensual de cada senador español es de 17.540 euros. En otras palabras, el costo de cada senador argentino es 13,5 veces mayor que el costo promedio de un senador español.

El ingreso per cápita de Argentina es de USD 14.400 y el de España de USD 28.156 en dólares corrientes. Es decir, nosotros que somos más pobres nos damos el “lujo” de tener estructuras legislativas muchísimo más caras que España, que no es justamente un país que se caracterice por tener un Estado de bajo costo.

Por cierto, que la política se transformó en un negocio queda también en evidencia en la cantidad de personal que tiene, por ejemplo cada senador.

En total en el Senado hay 1.765 empleados repartidos específicamente entre los 72 legisladores, aunque cabe resaltar que hay otros 3.987 empleados asignados al senado que solo Dios sabe qué funciones cumplen. Ahora bien, en promedio cada senador tiene 24,5 empleados, que surge de dividir los 1.765 por los 72 senadores.

En definitiva, cuando uno ve estos datos, y hay muchos más para mostrar nuestro sobredimensionamiento burocrático, se pregunta: ¿hay realmente interés de la dirigencia política de reducir el peso del Estado sobre el sector privado o la política se ha transformado en un negocio personal que en forma compulsiva tiene que financiar el sufrido contribuyente?

Fuente: Infobae

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