Al igual que en todo el país, Salta está lleno de políticos oportunistas. Un día son oficialistas y al otro son férreos opositores, sin ninguna explicación; dejan de lado sus posiciones, valores y, por supuesto, sus ideologías, si es que alguna vez la tuvieron.
Los oportunistas antes eran conocidos como traidores. Pero ahora hasta se los confunde con personalidades, personas que saben tomarle el pulso a la situación política e ir virando para donde convenga.
Hacer política lógicamente que implica saber ceder y saber perder, pero el oportunista es una persona que por el contrario cambia para no perder nunca y mantenerse en la cresta de la ola. Urtubey es el caso más emblemático: el hombre fue menemista, kirchnerista y macrista. Si sus cambios hubiesen tenido como objetivo obtener mejoras para Salta se podría comprender su actitud, pero estamos ante una persona que apoyó a todo el que tenga poder sin obtener beneficios para sus representados sino sólo para sí mismo.
Gustavo Sáenz parecía diferente. Tuvo divergencias con Miguel Isa y así llegó a la intendencia, difundiendo un discurso de superación de las viejas estructuras peronistas que destruyeron la municipalidad. Se distanció de Massa, se alió a Cambiemos, ilusionó a la gente con un cambio verdadero de la mano del gobierno nacional de Macri, incluso realizó obras históricas que nadie se atrevió a realizar, pero todo ese impulso está por tirarlo a la basura. Ahora todos los operadores comentan que Gustavo está ultimando detalles para pasarse de nuevo al peronismo, o sea al lugar del que dijo que quería alejar a la ciudad.
¿Qué cambió? ¿Massa y Urtubey mostraron una política distinta en estos meses? De ninguna manera, incluso el gobernador y sus diputados se cansaron de insultar el trabajo del intendente en la ciudad, de culparlo por los millones de baches que dejó el inimputable Miguel Isa. Pero Sáenz piensa ahora volver a su círculo. El peronismo, oportunista por naturaleza, le dice sin sonrojarse “Vení Gustavo”, cuando hasta ayer lo crucificaron por las inundaciones y no le dieron ninguna ayuda.
Una persona con fuertes convicciones en el lugar del intendente debería denunciar el oportunismo de quienes le proponen un lugar sólo para sumar votos. Pero, al parecer, Sáenz está a punto, se ha prestado a las tratativas, impulsado incluso por Romero.
Quizás sea porque no es muy distinto a ellos y porque la manzana no cae muy lejos del árbol.