El patrimonio arquitectónico cultural de una sociedad está compuesto por un conjunto de bienes de valor material y simbólico que con el paso del tiempo han llegado a ser parte de la identidad de la Provincia. El descuido o la pérdida del patrimonio privan a las generaciones futuras de salteños de enriquecer sus conocimientos y cultura.
Salta es la muestra de la desidia en el cuidado del patrimonio e incluso en la destrucción del mismo, dando lugar a pérdidas irreparables y de una gran significación para nuestra ciudad. Un caso de esta naturaleza fue lo que paso con los arboles de la peatonal, lo cual produjo mucha indignación en la ciudadanía al igual que el retiro de los cordones de vereda picada que estaban en Caseros al 400. Cabe recordar que se realizan las obras del denominado Corredor de la Fe, que consisten en una renovación de la infraestructura urbana.
Vecinos de la zona se mostraron molestos y en un matutino local denunciaron que se trata de una nueva pérdida patrimonial, luego de que extrajeran un lapacho rosado que era un ícono de esa parte de la ciudad, en enero.
Los vecinos hicieron ver, además, detalles de la construcción que consideran que no respetan la identidad cultural que iba a seguir el proyecto de remodelación del centro. Por ejemplo, las luminarias que se colocaron en las veredas de la calle Caseros, que causan un brutal contraste con las pocas farolas coloniales instaladas.
Otro aspecto que fue denunciado por vecinos son las modernas baldosas grises elegidas para las veredas, que en horas del mediodía levantan mucha temperatura.
La indignación crece, además, porque se había anunciado la colocación de árboles sobre el Corredor de la Fe, pero no hay nada todavía.
Habrá que determinar a quién corresponde la responsabilidad de estos hechos conocidos. Además, debemos bregar para que no se produzcan pérdidas como las que se comentan y para que lo dicho contribuya a estimular la conciencia sobre la preservación del patrimonio cultural salteño. Por ahora importa poco y nada parece.