Mientras Diputados intentaba ponerle freno a los DNU del presidente, Calletti, Outes y Vega estuvieron ausentes. Esto permitió que Milei gane tiempo para seguir gobernando por decreto. Sáenz, otra vez, obediente del poder nacional.
Los tres diputados saencistas decidieron ausentarse en una de las sesiones más importantes del año: la que buscaba limitar el uso discrecional de los DNU con los que Javier Milei gobierna como si el Congreso no existiera. Su ausencia no fue casual: gracias a ellos, el oficialismo logró que no se apruebe un artículo clave, y la norma ahora vuelve al Senado. Resultado: Milei gana tiempo, y puede seguir haciendo abuso del decreto.
La hipocresía es monumental. Los mismos que dicen “defender los intereses de los salteños” dejaron la banca vacía cuando se trataba, justamente, de frenar los atropellos de un gobierno que ajusta a las provincias, paraliza la obra pública y asfixia a los sectores más vulnerables. El saencismo cacarea independencia y federalismo, pero a la primera orden se pone de rodillas.
Es inevitable recordar aquella escena en Plaza de Mayo, cuando Gustavo Sáenz viajó a “reclamar obras” y terminó saliendo abrazado con Santiago Caputo, el presunto “cerebro político” del mileísmo. ¿Ahí le dieron la orden de ausentar a sus diputados? ¿A cambio de qué?
El gobernador juega a la ambigüedad, pero su estrategia es cada vez más evidente: grita autonomía en los medios salteños y entrega votos -o ausencias- en Buenos Aires. Es un doble discurso que ya roza el descaro.
Ante estos acontecimientos, es necesario preguntarse: ¿en serio el saencismo considera que la gente todavía les cree cuando piden el voto “para defender Salta”? Le toman el pelo a una provincia entera mientras Milei sigue gobernando por decreto y el saencismo se hace el distraído.
