El Almirante Irízar zarpó el pasado sábado desde Buenos Aires a la Antártida, tras abrirse camino en los helados mares, para participar del reabastecimiento de las 13 bases permanentes y transitorias argentinas en el continente.
El Irízar llegó a la Base Permanente Belgrano 2, la más austral que posee Argentina en el territorio, más de 10 años después del incendio que lo destruyó casi por completo en abril de 2007 y que lo retiró de estas misiones. Fue durante el cambio de dotación de la base – compuesta por 19 personas entre militares, científicos y meteorólogos– cuando fueron homenajeados los 44 tripulantes del submarino.
Este martes, dos tripulantes del submarino que abandonaron la nave antes de su desaparición, Juan Gabriel Viana y Humberto René Vilte, declararon en la causa judicial que investiga el caso. Los marineros dieron detalles sobre el funcionamiento del submarino, la misión que realizaba y los fallos que tuvo en su último viaje y en navegaciones anteriores, según Luis Tagliapietra, padre de uno de los 44 tripulantes desaparecidos, que actúa como querellante en la causa.