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jueves, abril 18, 2024

Luz para el hombre timado por su ex y su inquilina

 Ayer la Justicia ordenó que las mujeres retiren sus pertenencias de la ex casa conyugal y dio razón al constructor.

 

Finalmente la mujer que sedujo al hijo del dueño de casa y a su mujer y que pretendía echar al hombre a la calle retiró todos sus bienes junto con los de la exmujer de Ángel Isidro Santander, el principal damnificado.

Las mujeres para echar al exmarido y a los hijos de este de su propia casa habían urdido un cinematográfico plan, donde durante años simularon estar discapacitadas.

Abrumadas por la férrea postura de sus propios hijos y la confirmación de una trama siniestra para desalojarlo, que no escatimó en denuncias falsas, las dos mujeres retiraron ayer en la tarde la totalidad de sus bienes junto a personal policial de consigna.

Ángel Isidro Santander (66) dijo ayer a El Tribuno estar devastado por la situación, pero aseguró que más tranquilo luego de años de soportar a diario una impostación de una situación insoportable. “Me vi en la obligación de inmolar mi honor solo por la verdad y así gracias a El Tribuno y algunos policías y jueces finalmente fui escuchado”, dijo ayer Ángel Isidro.

“No hubo violencia de ningún tipo, aunque reconozco que ellas vinieron con prepotencia pero no hallaron eco. Finalmente se fueron las dos a vivir como ellas quieren y a la vez a dejarnos vivir como nosotros sabemos y queremos”, aseguró.

Luego el hombre dijo: “Hasta ahora no sé qué es lo que hice mal, pero no me quiero deprimir, mis hijos aún me necesitan y aunque casi jubilado estoy aún no construí todo lo que pude. Hay otros caminos, otras metas y otro amanecer quizá”, dijo Isidro no muy convencido.

Para graficar su situación dijo entre la ironía y el dolor “por lo pronto ya me tomé la pastilla para el corazón”.

El caso

La caída de las mentiras sostenidas por la pareja de mujeres comenzó durante el carnaval de 2017 cuando la mujer de Isidro supuestamente discapacidad salió a bailar noche tras noches con la inquilina.

Después durante el festival de Vaqueros blanquearon su situación y comenzaron a hostigar al jubilado para que se fuera de la casa.

“Durante muchos años no solo fui el sustento de todos y el constructor de la vivienda sino la mucama de la casa, porque yo lavaba, limpiaba el piso de arriba, le preparaba el desayuno, volvía del trabajo para darle de comer y así hasta que descubrí, como en una novela, que nunca estuvo tan discapacitada como decía y que durante mi ausencia bailaba saya en los carnavales”, relató a El Tribuno.

Tras una serie de denuncias de ambas mujeres por supuesta violencia de género, Santander y sus hijos estuvieron a un tris de ser excluidos de su propia casa, la misma que sus manos construyeron, pero la Justicia, aunque lenta, ayer le devolvió el mayor de los honores, ser padre de familia.

 

 

Fuente: El Tribuno

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