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martes, marzo 18, 2025

Para Emilia Orozco, los jubilados que reclaman son “tres pelagatos delincuentes”

La diputada nacional salteña de LLA intentó desprestigiar a quienes se movilizan los miércoles para reclamar por las jubilaciones y la cobertura de medicamentos.

La diputada salteña de La Libertad Avanza, Emilia Orozco, vuelve a estar en el centro de la escena. Pero no por su tarea legislativa, sino por sus -otra vez- lamentables declaraciones. En una entrevista televisiva, la legisladora dijo que los jubilados que protestan en el Congreso son “tres pelagatos delincuentes”.

Orozco hizo estas declaraciones en el programa de Luis Majul, en La Nación + y en la previa a la marcha de esta tarde que promete ser multitudinaria porque asistirán hinchas de diferentes clubes de fútbol a defender a los jubilados que sistemáticamente son reprimidos con una brutalidad inusitada.

“Yo estoy del lado de las fuerzas de Seguridad. Estuve en el Congreso y no hay necesidad de tener que gastar recursos humanos, que deberían estar en las calles, para poner a controlar a tres pelagatos delincuentes que van a reclamar nada”, dijo Orozco sin ningún escrúpulo.

Según Orozco, los manifestantes no van a reclamar porque tienen el poder adquisitivo de la jubilación por el piso ni porque les quitaron los medicamentos gratuitos, si no que van solo “para hacer show”.

La diputada salteña desde hace rato que viene subida a la violencia verbal que se instaló desde el Gobierno, insultado a quienes emitan algún tipo de opinión contraria al oficialismo.

En Salta ya son conocidos las mentiras y los agravios de Orozco: mintió sobre la universidad nacional, insultó a opositores y trató de drogadicto al gobernador.

El peligro de este tipo de actitudes radica en que pueden dar lugar a una escalada de violencia, tanto en el discurso como en los hechos. La historia ha demostrado que cuando la intolerancia se normaliza en la política, puede derivar en agresiones físicas, persecuciones y hasta el debilitamiento de las instituciones democráticas. Los representantes deben ser conscientes de la responsabilidad que conlleva su discurso y del impacto que pueden generar en sus seguidores y en la sociedad en general.

Es fundamental que se condene y se frene la violencia verbal en todas sus formas. La política debe ser un espacio de discusión respetuosa y de construcción colectiva, donde prime el interés por el bienestar común y no la imposición de ideologías mediante la agresión. La democracia se nutre del disenso y del debate sano, y cualquier intento de destruir esos valores pone en riesgo la convivencia pacífica y el futuro del país.

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