Uno de los problemas que tiene que sortear el gobierno son las paritarias. La semana pasada se realizó la primera reunión en el Gran Bourg y algunas cosas quedaron claras.
- Tal como se esperaba el gobierno señaló que el alto déficit fiscal le impide ofrecer una propuesta significativa.
- Los gremios presentes (ATE- SADOP- UPCN-ADP-ATSA-SITEPSA) no se mostraron intransigentes, incluso llegaron a barajar la posibilidad de encontrar “otras soluciones”.
- El índice de inflación que se manejó fue de 1.5 %, lo cual lleva a proyectar que el gobierno ofrecería un 8% de aumento hasta mediados de año.
La pulseada que tiene la gestión de Urtubey con los gremios estatales no parece ser fácil puesto que si bien en la mesa de negociación se encuentran sentados referentes sindicales que en su mayoría no tienen una posición radical y más bien son afines al gobierno- tal es el caso de Gustavo Soto de UPCN o Eloy Vidal Alcalá quienes fueron candidatos en los últimos comicios en listas del oficialismo- lo cierto es que sus bases muy difícilmente acepten un acuerdo a la baja como ya ocurrió el año pasado. Con una inflación que, según analistas, llegaría a un 22%, cerrar una paritaria a la baja sería un arma de doble filo para los gremialistas.
Es cierto la gravedad del déficit fiscal, el cual superará los $ 4.500 millones, y se agravó debido a las sucesivas devaluaciones producidas a nivel nacional, razón por la cual, la deuda aproximadamente se triplicó; en efecto, todo indica que el déficit se incremente y que el respirador artificial del endeudamiento se termine.
Con este telón de fondo, el inicio de la paritaria será quizás el problema más duro que tenga que atravesar el gobierno.