La plaza principal de los salteños se encuentra en una situación de descuido como hace mucho tiempo no pasaba. Es un fiel reflejo del trabajo del intendente.
La Plaza 9 de Julio, emblemático corazón de la ciudad de Salta y uno de los puntos más concurridos por turistas y residentes, atraviesa un estado de abandono que preocupa a toda la comunidad. Lo que alguna vez fue un espacio de orgullo para los salteños, hoy exhibe falta de mantenimiento y un deterioro que crece día a día.
Entre los problemas más evidentes se encuentran las, farolas dañadas y sectores verdes descuidados, con jardines marchitos y sucios. La fuente de agua permanece inactiva y llena de basura. A pesar de los millones de pesos invertidos en la plaza, las veredas muestran grietas.
Ya hubo quejas de vecinos y comerciantes, pero el intendente Emiliano Durand prefiere ir a ver a un club de futbol y fotografiarse casi como un fanático en serio.
La gestión del actual intendente ha sido fuertemente criticada por su falta de respuesta ante estos problemas, sumando otro episodio de inacción a su administración. Las promesas de un “espacio renovado” quedaron en palabras, mientras el ícono cultural y turístico de la ciudad se convierte en una sombra de lo que fue.
La situación de la Plaza 9 de Julio no es solo una cuestión estética, sino también de seguridad y cuidado del patrimonio. Urge que se tomen medidas rápidas y eficientes para devolverle el esplendor que merece, así como garantizar un entorno digno para quienes la recorren a diario.
La ciudadanía espera que el intendente asuma su responsabilidad y rectifique este abandono inadmisible. No que se muestre en cuero, en otra provincia y por situaciones que nada tiene que ver con la gestión.