Hay nerviosismo entre los vecinos y desabastecimiento en los comercios.
Marisa Peñalva cuenta cómo se prepara para afrontar este fenómeno meteorológico que amenaza con arrasar todo.
El huracán Irma ya es considerado como el más potente en formarse en mar abierto y amenaza con arrasar todo. Es más, en el Caribe produjo grandes desastres y al menos 10 muertos. Ahora se dirige a Florida (Estados Unidos), donde miles de argentinos viven. Allí está la familia de Marisa Peñalva, de Salta, que hace más de 20 años reside allí.
Mientras algunos vecinos y turistas de los hoteles más próximos a la costa de Miami comenzaron a ser desalojados, otros prefieren blindar sus viviendas para resistir a esta fuerte tormenta. “Estamos preparándonos para recibir a Irma, llegaría el sábado a la Florida. Están evacuando más que nada a la gente que vive cerca de la playa y al sur”, contó Marisa, cuya familia se reúne en su casa, la que protegieron con placas de madera para resistir el impacto del huracán.
“Hay mucho nerviosismo, hace mucho que no se ve nada igual”, manifestó. “En el 1992 pasó Andrew, categoría 5, que fue desastroso; Wilma en el 2006, categoría 3, que también dejó muchas secuelas, los pasé a ambos pero ninguno fue tan grande como este”, dijo la salteña.
Se desató un éxodo masivo en Miami por la llegada del huracán Irma
Peñalva señaló que el gobernador declaró el estado de emergencia por primera vez, antes de que llegue la tormenta. “Estoy en la zona más peligrosa denominada en este momento de catástrofe”, advirtió Marisa, quien vive en Coral Springs, una ciudad al sureste de Florida.
Si bien se dispusieron refugios en el estado, los Peñalva decidieron resguardarse en su vivienda. “Nosotros nos quedamos en casa, está toda preparada con puertas y ventanas selladas con madera y aprovisionados con víveres”, relató Marisa, quien en estos días estuvo proveyéndose de todo lo necesario para refugiarse en su hogar por el tiempo que sea necesario.
Hoy ya se vio a la mayoría de los comercios desabastecidos. “Toda la gente sale a aprovisionarse y en muchos lugares hay que hacer colas largas. Ayer estuve 2 horas para cargar gasolina y así con todo”, describió.
Mientas, las calles de todo el estado de Florida van quedando desiertas. Algunos, como los Peñalva, ya permanecen en sus viviendas y otros emprendieron viaje a otros sitios para resguardarse de este huracán que llegó a tener vientos de 300 kilómetros por hora. “Hay algunas personas que trabajan, pero ya prácticamente está suspendido todo”, contó Marisa a LA GACETA.
Fuente: LA GACETA SALTA