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lunes, octubre 7, 2024

Docente quiere abrir un centro de artes y oficios pero no tiene terreno

Ana Maldonado es de Buenos Aires pero trabaja hace más de una década con los aborígenes de Santa Victoria Este, la localidad donde quiere construir un centro de formación en oficios. 

Cristina Carrazán

Hace más de 15 años que viene al Chaco salteño trayendo ayuda solidaria para los criollos y los aborígenes.

En el año 2003 logró levantar una biblioteca con cientos de libros de textos que ella misma aportó por lo que su acción solidaria es más que conocida en esa alejada zona de la geografía de la provincia.

Ahora pretende construir, desde los cimientos, un centro de artes y oficios. Pero no logra que le cedan un terreno para concretar allí lo que Ana Maldonado, una docente y diseñadora gráfica porteña, califica como “un sueño por el que trabajaré para que sea realidad todo el tiempo de mi vida que sea necesario”.

Más salteña que nunca

El 20 de julio pasado, Día del Amigo, Ana Maldonado viajaba a bordo de un vehículo Chevrolet Meriva de su propiedad desde su domicilio en el barrio de Palermo, en la Capital Federal, con destino final en Santa Victoria Este.

Traía, como lo hace desde hace tantos años “el auto cargado de alimentos, ropa, juguetes, medicamentos y sólo había dejado un lugarcito para comprar carne en Tartagal y llevarla en una heladerita portátil de manera que llegue en buen estado, como ya hice otras veces”, relató con un poco de angustia todavía.

Pero sucedió que cuando transitaba por la ruta nacional 34 a la altura de Rosario de la Frontera, sobrepasó a un camión que venía en el mismo sentido que ella y por el estado de la cinta asfáltica “mordió” la banquina y su vehículo dio varios tumbos hasta quedar con las 4 ruedas para arriba, en un terraplén de dos metros de profundidad al costado de la peligrosa ruta.

“Venía con una sobrina, que es de Córdoba, y pensé por un instante en que ahí terminaba todo para mí. Pero milagrosamente, ambas pudimos salir del auto casi sin consecuencias. Yo escalé hasta la ruta y ahí pedí ayuda porque donde había quedado el auto, nadie podía vernos”, relató en la Agencia Tartagal de El Tribuno, hasta donde llegó para comunicar su sueño y solicitar colaboración para conseguir el terreno que necesita para concretarlo.

Un enorme agradecimiento

Ana está agradecida “con toda la gente de Rosario de la Frontera, desde la Policía hasta el personal de Salud Pública y tantas buenas personas que nos ayudaron en esa circunstancias desagradables”.

“Por los golpes que tuvimos nos llevaron a Salta, al hospital militar pero no teníamos fracturas ni lesiones, solo las magulladuras propias de haber volcado en el coche, pero realmente creo que Dios me dio una segunda oportunidad y ahora voy a trabajar con más fuerzas que nunca”, se entusiasmó esta docente que se desempeña en el Ejército argentino como personal civil, que quiere a la gente del chaco salteño y lo demuestra con hechos concretos.

“Todo lo que traía quedó para la policía rosarina, que según me comentaron, tienen un cuerpo infantil. Por suerte prácticamente nada se desperdició porque todo venía embalado y seguramente toda esa buena gente le dará un excelente uso a todo lo que no pudo llegar a Victoria”, reflexionó.

Sigue bregando por concretar su sueño

Hace 5 años que gestiona un terreno en comodato sin tener éxito.

Sin auto, pero recuperada del accidente, Ana se trasladó hasta Santa Victoria “porque la gente me estaba esperando. Perdí el auto porque ya me dijeron que no sirve más, de manera que me fui y volví en ómnibus. Pero eso no es lo importante, lo fundamental es concretar mi proyecto, que consiste en levantar en Santa Victoria un centro de artes y oficios totalmente equipado porque a los más vulnerables hay que ayudarlos en lo urgente pero también darles herramientas para que trabajen en lo que esté a su alcance”.

“Hace 5 años pedí la donación, o el comodato, o lo que corresponda, para hacer este centro, porque tengo la posibilidad en Buenos Aires de conseguir materiales, y lo que no consiga lo financiaré con mis propios recursos. Pero necesito contar con el terreno”, explicó.

Desde el año 2003 Ana Maldonado comenzó a llegar al Chaco salteño con ayuda solidaria pero durante 5 años “dejé de venir al norte porque me fui a vivir a España. Allí trabajé como voluntaria en entidades de bien público, estudié para formarme en el trabajo social y sigo cursando la carrera en una universidad de España a distancia. Regresé hace 5 años y desde entonces quiero concretar este sueño de instalar un centro de artes y oficios”, dijo.

“Pero estando estos días en el lugar ví que también es muy necesaria la puesta en funcionamiento de una escuela para chicos con capacidades especiales porque solo en Santa Victoria hay más de 50, sin contar que en las comunidades aborígenes, muchas veces por desconocimiento o por prejuicio no quieren que se sepa que hay niños especiales. Tengo muchas posibilidades de conseguir todo”, insistió Ana.

 

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