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miércoles, marzo 19, 2025

El saencismo presentó su espacio “liberal”

Con casa propia, se presentó formalmente un nuevo espacio, liderado por “Beto” Castillo, que busca instalar la agenda “libertaria” desde el saencismo. Se sumó la cambiante Alba Quintar.

En el dinámico escenario político de Salta se presentó en sociedad el Frente Liberal Salteño, un espacio liderado por Alberto «Beto» Castillo, en busca de impulsar la agenda libertaria en la provincia, pero desde el saencismo.

El espacio fue fundado por Castillo y rápidamente sumó a la ex olmedista Griselda Galleguillos, que ayer abandonó la sesión en Diputados para ir a la inauguración de la sede, y a la comerciante y exromerista Carol Ramos. La última incorporación es Alba Quintar, empresaria antes férrea opositora a Gustavo Sáenz y expulsada de La Libertad Avanza, quien sumó su Salta Libre a este espacio que reivindica a Javier Milei y a Sáenz.

Quintar destacó “la necesidad de abrir espacios de participación ciudadana”, especialmente cuando los partidos tradicionales ya no representan a la gente.

Por su parte, Castillo enfatizó la importancia de conformar el frente con “los mejores cuadros, con gente que esté comprometida, gente que realmente quiera transformar, generar desarrollo con una convicción de progresar y realmente dar el ejemplo, que eso es lo importante».

Con miras a las elecciones provinciales del 11 de mayo, el Frente Liberal Salteño se perfila como una opción que pretende renovar el panorama político local, ofreciendo una alternativa que busca representar las ideas de la libertad y el saencismo en Salta.

El espacio comenzó con mucho ruido, teniendo en cuenta que dos de sus figuras, Quintar y Galleguillos, eran hasta hace algunos días dos de las voces más opositoras a Gustavo Sáenz.

“No voy a ser parte del saencismo”, había afirmado Alba Quintar, cuando fue echada de lo que ella llama “el club privado” de La Libertad Avanza en Salta.

Los tránsfugas de la política

El fenómeno no es nuevo. Sin embargo, no deja de llamar la atención el poco respeto a la voluntad popular expresada en las urnas, cuando dirigentes electos por un espacio opositor terminan integrando el oficialismo, generando un profundo daño en la confianza ciudadana y en la institucionalidad democrática.

Es el caso, entre otros, de Galleguillos. Arrancó como una furiosa opositora, pero ahora se pasó al “liberalismo saencista”. Estas actitudes no solo distorsionan la representación genuina de los votantes, sino que también erosiona los valores democráticos y favorece el descrédito de la política.

Cuando un candidato se postula bajo una plataforma opositora, lo hace con un discurso y una serie de propuestas que contrastan con las del oficialismo. Los ciudadanos que le otorgan su voto lo hacen confiando en que cumplirá con ese mandato de oposición, control y propuesta alternativa. Sin embargo, cuando ese dirigente decide cambiar de bando una vez electo, rompe con el contrato implícito entre representante y representado, traicionando la confianza de quienes lo eligieron.

Lo mismo sucede con Quintar que, si bien no fue elegida por el voto popular, empezó con su espacio como uno opositor. Le mintió a los militantes que se acercaron genuinamente a trabajar por la idea de Milei, pero alejados de LLA. Ahora se ven involucrados en un espacio saencista que, según sus propios postulados, pertenece a la casta salteña.

Este tipo de comportamiento político responde a intereses personales, acuerdos de poder o incluso beneficios económicos. Lejos de fortalecer la democracia, estos movimientos generan desafección política, aumentan el escepticismo ciudadano y refuerzan la idea de que en la política “todo vale” y que los principios son negociables.

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