En el programa de un candidato a diputado y de un candidato a concejal llevaron al candidato a senador para que hable sobre el fallecimiento del Papa.
Con total desprecio por el respeto y por la ética, el espacio político que responde al gobernador Gustavo Sáenz eligió el morbo como estrategia de campaña. En un acto que combinó oportunismo y cálculo electoral, el candidato a senador provincial Bernardo Biella fue a la televisión abierta a hablar sobre los motivos de la muerte del Papa Francisco. “La gente me pregunta por qué le agarró neumonía bilateral”, dijo el aspirante al Senado provincial. Algunos dirigentes tienen cada vez menos escrúpulos.
La participación de Biella fue en el programa que tienen en Canal 11 “Vitín” Lamberto, candidato a concejal del saencismo, y Guillermo Kripper, candidato a diputado por ese mismo espacio, lo que confirma que se trató de una estrategia de campaña, utilizando la muerte de Francisco para hacer lucir al médico candidato a senador.
La estrategia se muestra como cínica, desesperada y carente de humanidad y deja en evidencia una forma de hacer política que ya no sorprende, pero sí indigna. Con las encuestas marcando un desgaste creciente, el saencismo parece dispuesto a cruzar cualquier frontera con tal de sostenerse en el poder.
Biella es un profesional de la salud muy reconocido en Salta y nunca necesitó de estas formas de hacer política que tiene el saencismo. Sin embargo, a poco de haberse sumado a esas filas, parece haber trastocado sus límites y ahora da la impresión de que es capaz de hacer cualquier cosa, con tal de lograr la banca por la que compite. Porque jugar con la figura del Papa para ganar votos es de una bajeza sin precedentes.
En la emisión del programa, en donde fue presentado simplemente como un médico y no como un candidato a senador, Biella habló de “las cicatrices” que tuvo Bergoglio por su militancia en los barrios más desprotegidos de Buenos Aires. Acto seguido explicó qué es la neumonía bilateral, la enfermedad que precedió al cuadro que llevó a la muerte al Sumo Pontífice. ¿Hasta dónde puede llegar un político cuando decide prescindir del límite moral?