Mediante un twit, el polémico Donald Trump aprovechó la ola de frío extremo que afecta a partes de su país para volver a poner en duda la existencia del calentamiento global. Los científicos retrucaron.
El centro-oeste de Estado Unidos sufre una ola polar inédita en los últimos 50 años. Se pronostica que la temperatura bajará, por lo menos, hasta los 35 grados bajo cero en los próximos días. Fiel a su estilo, el presidente Trump, un hombre que siempre negó el calentamiento global, no tuvo reparos en el delicado momento y lanzó una campaña contra los científicos que advierten el cambio climático:
«En el hermoso Medio Oeste, la temperatura del viento está bajando hasta los -60 (-51 ºC), el mayor frío registrado. En los próximos días, se espera que (los termómetros) caigan aún más. La gente no puede estar afuera ni siquiera unos minutos. ¿Qué diablos está pasando con el calentamiento global? Por favor, vuelve rápido, ¡te necesitamos!«, tuiteó el mandatario. Mientras tanto, toda una serie de cadenas mediáticas ligadas a él empezaron a emitir “estudios” en la misma dirección.
Pero la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), agencia estatal, publicó lo que se interpretó como una respuesta al gobernante. Bajo el título “Las tormentas de invierno no prueban que el calentamiento global no exista”, los científicos arremetieron contra la ignorancia de Trump. En la ilustración de la publicación se puede ver un gráfico explicativo estilo escuela primaria: el agua de una pava rompe en hervor y el vapor, al llegar a zona fría como USA, agudiza la baja temperatura del lugar.
Los científicos atribuyen esta corriente de frío extremo a un calentamiento repentino sobre el Polo Norte, causado por una ráfaga de aire caliente originada en Marruecos en diciembre. Esto dividió el vórtice polar y el frío bajó por el centro-oeste de Estados Unidos.
El artículo concluye indicando que la zona que sufre la ola polar es muy pequeña en relación al resto de un planeta sobrecalentado en muchísimas regiones. El frío que siente el presidente de Estados Unidos no prueba que el calentamiento no exista sino lo contrario. En definitiva, los científicos mandaron a estudiar meteorología y geografía al prepotente Donald Trump.