El escándalo que sacude a la provincia por el intento de cobro y el cobro efectivo del Ingreso Familiar de Emergencia por parte de funcionarios electos y públicos, constituye un saqueo a la fe del pueblo.
El hombre es un animal racional capaz de elevarse a cumbres éticas y morales insospechadas, pero también es capaz de descender a los infiernos más oscuros donde se agazapa la villanía y la miseria más procaz.
Decenas de concejales y algunos funcionarios han tramitado y algunos cobrado el Ingreso Familiar de Emergencia (I.F.E.) sin ponerse colorados… al menos hasta ahora. Son protagonistas de un escándalo vergonzoso que ya tiene alcance nacional.
No aclaren que oscurecen más
Frente a la exposición pública de tamaña infamia algunos quizás con razón y otros sin pudor han salido a explicar y reconocer que cometieron “un error”. Otros han denunciado ser parte de un atentado perpetrado por otros para ensuciarlos ingresando su DNI al sistema del ANSES.
Lo cierto es que tramitar el beneficio a nombre de otra persona es una tarea casi imposible porque existen requisitos puntuales tales como aportar una foto del DNI, datos de contacto que son personalísimos como el correo electrónico, el CUIL y la Clave de la Seguridad Social. Una vez ingresados estos datos sólo conoce el titular, recién se puede iniciar el trámite para obtener este beneficio, de modo que resulta muy difícil pensar en que un tercero haya obrado para perjudicar a un funcionario.
Además, de ser así, que alguien atentó contra un funcionario, podrán ser dos, tres, diez, quizás, pero no más de medio centenar y algunos con cargos de interesante remuneración.
Miserables a sueldo
La actitud obrada por estos funcionarios es lisa y llanamente injuriosa y constituye un atentado contra la fe pública y la ética más elemental. No sólo porque el beneficio fue pensado para aquellos que por causa de la pandemia de COVID-19 quedaron sin trabajo, sino porque quien intentó cobrar y aquellos que cobraron los $10.000 no sólo se apropiaron de un dinero público que nos les correspondía, sino que le arrebataron el plato de comida a una familia que realmente lo necesitaba: es una actitud miserable, tanto como el que la ejecutó.
Lo más probable es que en los próximos días se esté hablando de otros temas y este saqueo pase el olvido.
Lo que no debe pasar al olvido en cada pueblo, es el nombre de los que asumieron para servir al pueblo y a la primera oportunidad intentaron servirse de los dineros del pueblo.
Será la obra la Justicia la que otorgue a cada uno lo suyo, porque también algo es claro, mientras no exista una sentencia, se presume la inocencia de todos.
Por Ernesto Bisceglia