El oficialismo no ceja en su afán de hegemonía y la oposición oscila entre la autodisolución y la abstención ¿Qué está en juego?
Más allá de los 12 senadores, 30 diputados, los ediles en la mayoría de los municipios y la elección del próximo intendente de Aguas Blancas, los comicios provinciales de mayo pueden representar una demostración del desconcierto que envuelve a la dirigencia política provincial.
Veamos, durante la última contienda provincial, el principal bloque opositor se conformó con un frente por demás amplio que incluyó a peronistas como Emiliano Estrada y a libertarios como Carlos Zapata, quienes integraron la fórmula gubernamental de la alianza ‘Avancemos’.
Ese armado, generoso en términos ideológicos, se disolvió la misma noche de la elección en los que Sáenz fue reelecto. Hacia abajo, la sorpresa fue el virtual empate técnico de “Avancemos” con la fórmula de JxC, encabezada por el radical saencista Miguel Nanni, con una escasa diferencia.
Semanas más tarde, cada uno por su lado, Zapata acompañando a Milei, Olmedo y a sus candidatos a diputados nacionales, Estrada aferrado a su banca de diputado nacional sin abandonar el bloque peronista y Miguel Nanni, postulándose a diputado junto a la coordinadora de prensa de Sáenz, dejando sellado un acuerdo político implícito con el Grand Bourg.
Esto significa que a pesar de quedar segundo en las elecciones provinciales, lo que podría haberlo posicionado como líder de la oposición provincial, Nanni buscó ser un candidato “para-oficialista”, pero no logró el objetivo de un nuevo mandato en el Congreso.
Dos años más tarde, el panorama político provincial, de cara a una nueva elección, en este caso legislativa, no parece mostrar una contienda donde entren en disputa dos o más proyectos de provincia.
En el contexto del actual Gobierno nacional, cuya asunción y primer año en el poder significó una fuerte reconfiguración de fuerzas, el Gobierno provincial hizo todo lo posible por alinearse a los propósitos de Javier Milei y los libertarios de Salta (Ahora Patria), buscaron con énfasis, erigirse en nítidos opositores al saencismo.
Ahora bien, resulta que ese empeño opositor provincial de Ahora Patria-LLA, podría no traducirse en una oferta electoral para los comicios de mayo, ya que en el partido de Alfredo Olmedo se analiza cada vez con mayor convicción, NO PARTICIPAR DE LAS ELECCIONES PROVINCIALES y hasta llamar a la abstención o el voto en blanco.
El portazo anticipado de Ahora Patria, tiene que ver con sus fuertes reparos al costoso y poco confiable sistema de voto electrónico que se sigue utilizando en Salta, aduciendo falta de garantías.
Es probable que los libertarios salteños también estén desorientados con la respuesta de Milei y Bullrich al insistente acercamiento que les ofrece Gustavo Sáenz.
En cualquier caso, más allá de las preferencias ideológicas del electorado salteño, la ausencia de un sector importante como el de Ahora Patria, le restaría atractivo al apático proceso electoral provincial.
Esa apatía, al parecer ya fue advertida por el Gobierno provincial y esa es una de las razones por las que mandarán a varios intendentes (todos son oficialistas) a candidatearse como convencionales municipales.
¿El PV se pone las botas?
En el peronismo, encarnado en el Partido de la Victoria, los movimientos internos son notorios. Finalizado el mandato de Sergio Leavy como presidente provincial y constituido en la presidencia nacional de esta fuerza, en Salta fue ungido presidente el actual intendente de Tartagal, Franco Hernández Berni.
Para muchos, la presidencia de Hernández Berni fue un guiño hacia el Grand Bourg, ya que es sabido que, en Salta, todos los intendentes terminan alineados con el Gobierno provincial. De hecho, el exintendente de ese municipio norteño (Mimessi), llegó como presidente de la UCR para convertirse rápidamente al saencismo y ser hoy afiliado del partido del Gobernador y Benjamín Cruz, Pa.I.S. (Partido Identidad Salteña).
En el seno del PV, se analiza una alianza provincial con el PJ, también en manos de Sáenz y a esa jugada se la presentaría como una alianza ‘anti-mileista’. De este modo, el partido de Leavy dejaría atrás la alianza con fuerzas minoritarias como Kolina, Felicidad, Unidad Popular, la CCC o el Frente Grande, cuyos dirigentes le siguen reprochando el armado de Avancemos y la alianza con Zapata de 2023.
¿Qué está en juego?
Con la posibilidad de que una fuerza importante en el arco opositor no participe y de que otra, se integre solapadamente al oficialismo, el proceso electoral provincial no parece más que la antesala de una batalla de fondo: las legislativas nacionales y el plato fuerte de las tres bancas del Senado nacional en juego.
Pero más allá de las especulaciones, los números, los armados y alianzas o una nueva división ficticia del oficialismo provincial, una elección sin oposición es un verdadero riesgo para la ciudadanía, la democracia y hasta el propio Gobierno. Sin debates ni cuestionamientos, se impone la prepotencia hegemónica y hasta se avasalla la endeble división de poderes.
Pulverizado el arco opositor mayoritario, con una izquierda provincial cuya relevancia quedó en el recuerdo, las elecciones de mayo pueden sentar un mal precedente para el propio saencismo, que, si bien descuenta una victoria, puede encarnar aquel tratado freudiano titulado “los que fracasan al triunfar” y actuar como si estuviesen en un tercer mandato, algo que en Salta conocemos muy bien. (PRA).