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viernes, marzo 29, 2024

¿Quién es la nueva vicepresidente de Estados Unidos?

Kamala Harris y la representación de las minorías en el nuevo gobierno norteamericano. Por Clarisa Demattei*

El pasado 20 de enero ocurrió finalmente la asunción de Joe Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos. Luego de los sucesos ocurridos en el Capitolio a principio de mes, sumados al contexto de pandemia, la jornada del traspaso de mando tuvo ciertas particularidades por las cuales seguramente será recordada. La fiesta inaugural contó con varios elementos que dan cuenta de la visión de gobierno y la impronta que Biden promete  a aportar a su gestión: una mayor inclusión de las minorías, como estrategia ante el desafío de unificar un país profundamente polarizado ideológicamente y con altos niveles de conflicto.

De hecho, probablemente la elección de Kamala Harris como compañera de fórmula se explique, al menos en parte, por la necesidad de mostrar, y no solo declarar su intención sobre las minorías. En igual sentido, entre los funcionarios nominados (todos deben ser ratificados por el Senado) para conformar su gabinete hay hispanos, afroamericanos, una mujer nativa y una mujer transgénero. De ser confirmado por el Senado, será el gabinete con mayor diversidad en la historia de ese país.

De esta misma forma, el pasado miércoles, Kamala Devi Harris se convirtió no solo en la primera mujer en ocupar el cargo de vicepresidente, sino también en la primera con raíces africanas y asiáticas en llegar al puesto.

Nacida en Oakland, California en 1964 es hija de una madre hindú y un padre jamaiquino. Ambos progenitores emigraron desde sus respectivos países para estudiar en Estados Unidos. Su madre se dedicó a la investigación del cáncer de mama, mientras que su padre fue un destacado profesor de Economía. Desde pequeña se vio fuertemente influida por sus raíces asiáticas y afroamericanas en un contexto en donde la diversidad étnica y racial era un asunto de permanente debate durante la década de los ´60 y ´70 en su California natal. Fue por esto que el activismo social y político se convirtió en una constante durante la infancia de Kamala.

Una vez que terminó la escuela secundaria, Harris decidió estudiar Ciencias Políticas y Economía en Washington DC y años después obtuvo el Juris Doctor en la Escuela de Leyes de la Universidad de California. A partir de la década de 1990 empezó a ejercer como fiscal de un condado californiano para posteriormente dedicarse a ser fiscal de San Francisco, en donde se hizo conocida por oponerse firmemente a solicitar la pena de muerte para el asesino de un policía del distrito. Esto despertó la popularidad de Harris, ya que su negativa a la pena de muerte generó la polémica y el repudio de jueces, fiscales e incluso los policías de la zona. Fue por esto que unos meses después creó un programa de reinserción laboral para delincuentes con bajos índices de peligrosidad. Bajo este programa, los delincuentes que obtuvieran un diploma de escuela secundaria y un empleo estable y además no cometieran otros delitos podrían tener su prontuario borrado. Esto llevó a que las tasas de reincidencia criminal bajarán drásticamente e incluso posteriormente esta iniciativa fue extendida a todo el estado. Así, su popularidad como fiscal fue aumentando paulatinamente hasta ser electa Fiscal General de California en el año 2010, obteniendo un récord que 11 años después se volvería a repetir: la primera mujer electa en la historia de ese cargo.

Para 2016, cuando la senadora nacional demócrata por el estado de California, Barbara Boxer, anunció su deseo de no volver a renovar su banca en el Senado, Harris fue una de las primeras aspirantes a sucederla. Después de algunos meses de campaña, las encuestas mostraban una clara ventaja de Kamala por lo que en febrero de 2016 el Partido Demócrata decidió formalmente apoyarla en su candidatura. Fue así como en las elecciones de noviembre de 2016, las mismas que le dieron la victoria a Trump, Kamala Harris fue electa Senadora Nacional por el estado de California, siendo la primera mujer sudasiática en ocupar esa banca.

Fue en esta instancia que Kamala empezó a tener una mayor relevancia a nivel nacional. Con un discurso fuertemente inclusivo y a favor de las minorías y los inmigrantes, Harris despertó el interés de los grupos más progresistas dentro del partido Demócrata por su agenda enfocada en la diversidad. Durante su mandato como Senadora promovió leyes vinculadas con la reforma del sistema penal, criminal y carcelario, militó en contra de la pena muerte, defendió la necesidad de modificar de raíz el sistema migratorio, redactó normativas contra la discriminación racial y de género (como por ejemplo la brecha salarial entre hombres y mujeres) y fue una importante activista por el acceso universal al sistema de salud.

En 2019 anunció su intención de postularse a la presidencia de Estados Unidos pero con el  correr de los meses su candidatura fue perdiendo fuerza y a principios de 2020 declinó. Sin embargo, esto no apagó su figura sino que la convirtió en una compañera de fórmula ideal.

Muchos analistas coinciden que la presencia de Kamala aportará nuevos aires a una clase política mayoritariamente masculina y blanca. Pero aún más importante es el análisis apoyado en varias investigaciones de Ciencias Políticas y Sociología Política que aseguran  la presencia de minorías en los puestos de toma de decisión definitivamente permite cambiar el enfoque de todo un gobierno. Por eso las esperanzas en el Gabinete y en la Vicepresidente son muy altas, se espera que la agenda gire hacia un modelo más progresista e inclusivo.

Particularmente Kamala Harris es una figura que entusiasma a muchos norteamericanos pero también en el plano internacional, en un contexto creciente de luchas feministas y avances de las minorías: su llegada a la Vicepresidencia de uno de los países más poderosos del mundo es histórica e inspiradora porque brinda un poderoso mensaje para todas las mujeres, niñas y miembros de cualquier minoría: el techo de cristal se está empezando a romper y los puestos de liderazgo serán cada vez más diversos, sin importar el género, la etnia o la religión como parte de una nueva generación de líderes que incluyan a todos sin dejar a nadie afuera.

“La representación es un tema importante” solemos escuchar en todas las manifestaciones sociales en Estados Unidos y seguramente sea verdad. Todavía no sabemos cómo será su gestión ni qué medidas impulsará, pero sin dudas su llegada, ya es un hito en sí mismo, como lo fue en su momento el caso del ex Presidente Obama. La historia de aquella Vicepresidenta que a fuerza de su propio mérito llegó no solo a detentar uno de los cargos más importantes del mundo sino que fue la primera mujer y de ascendencia sudasiática y afroestadounidense en hacerlo. La primera, pero seguramente (esperemos) no la última.

*Licenciada en Ciencias Políticas (UCA)

Mg. en Comunicación Política (Universidad de Alcalá de Henares, España)

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